La guerra en Ucrania se agrava cada día, con una cifra estimada de 1.500 civiles muertos y más de 3 millones de personas obligadas a buscar refugio en otros países, según el Consejo de Relaciones Exteriores.

Detener la guerra lo antes posible es esencial para salvar vidas, proteger la soberanía de Ucrania y frenar las repercusiones mundiales.

En particular, la guerra ha tenido un impacto devastador en la producción local de alimentos. Dado que el sistema alimentario mundial es una frágil red de interconexiones, muchos países que dependen de Rusia y Ucrania para el suministro de alimentos y productos agrícolas se enfrentan ahora a una escasez de alimentos inmediata e inminente que inevitablemente empeorará la crisis mundial del hambre. 

"Me preocupa profundamente que el violento conflicto de Ucrania, que ya es una catástrofe para los directamente implicados, sea también una tragedia para las personas más pobres del mundo que viven en zonas rurales y que no pueden absorber las subidas de precios de los alimentos básicos y de los insumos agrícolas que se derivarán de las interrupciones del comercio mundial", declaró Gilbert F. Houngbo, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), en un comunicado.

"Ya estamos viendo subidas de precios y esto podría provocar una escalada del hambre y la pobreza con consecuencias nefastas para la estabilidad mundial".

El FIDA, socio de Global Citizen, tiene equipos en todo el mundo que trabajan para apoyar a los pequeños productores y mejorar la seguridad alimentaria en las zonas rurales de los países en desarrollo que han documentado las formas en que la guerra en Ucrania ha empeorado las crisis alimentarias existentes.

El impacto ha sido especialmente devastador en los contextos agrícolas, donde la capacidad de adquirir y distribuir alimentos es siempre un calvario debido a la escasez crónica de fondos. Pero están surgiendo nuevas crisis como consecuencia de los trastornos causados por la guerra.

Muchos agricultores y productores de alimentos siguen luchando por recuperarse de los efectos de la pandemia de COVID-19. Ahora la guerra lo hace más difícil.

"El FIDA se ha comprometido a aumentar la resiliencia de los productores rurales más pobres del mundo, que son fundamentales para producir un tercio de los alimentos del mundo. Debemos hacer todo lo posible para garantizar que dispongan de los recursos necesarios para seguir produciendo alimentos y estar protegidos de nuevas crisis", dijo Houngbo.

"Sin embargo, a corto plazo será difícil mitigar las repercusiones globales de esta crisis. Me uno al llamado del secretario general de la ONU para poner fin al conflicto ahora y se restablezca la paz. Es la única solución para evitar la catástrofe mundial".

Según el análisis del FIDA y otras organizaciones, estas son cinco formas en que la guerra ya ha empeorado el hambre en el mundo.

1. El aumento de los precios del combustible

Ya hay millones de pequeños agricultores que proveen de alimentos a sus comunidades y que operan con márgenes estrechos que se han visto aún más presionados por la crisis climática. Ahora, el aumento de los precios de los combustibles, causado en parte por la guerra, ha dificultado a muchos agricultores la realización de tareas básicas.

En Somalia, donde se calcula que 3,8 millones de personas se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria, los precios de la electricidad y el transporte están subiendo, y los métodos de riego con gasóleo se han vuelto prohibitivos, informa el FIDA.

2. Aumento de los precios de las importaciones de alimentos

Rusia y Ucrania representan aproximadamente el 25% de las exportaciones mundiales de trigo, y alrededor del 40% de las exportaciones de trigo y maíz de ambos países van a Oriente Medio y África, según el FIDA. Egipto, por ejemplo, obtiene el 85% de su trigo y el 73% de su aceite de girasol de estos dos países.

Como consecuencia de la guerra, los precios de los alimentos importados se han disparado, lo que hace más difícil que las familias puedan pagarlos.

3. Aumento de los precios de los fertilizantes

Los fertilizantes ayudan a los agricultores a mejorar el rendimiento de sus cultivos para satisfacer la demanda mundial de alimentos. Rusia es el principal exportador de fertilizantes y, como resultado de la guerra, muchos pequeños agricultores no han podido comprar el fertilizante que necesitan. Incluso antes del conflicto, las subidas de los precios de los fertilizantes del año pasado contribuyeron a un aumento de los precios de los alimentos de alrededor del 30%".

En algunos países, como Ruanda, la falta de fertilizantes podría reducir a la mitad las cosechas, provocando una escasez de alimentos a nivel local y regional. 

4. Aumento de la pobreza

Las remesas (cuando los trabajadores migrantes envían dinero a sus hogares) mantienen la economía mundial en movimiento, ayudando a muchas comunidades de todo el mundo a cubrir las necesidades básicas de la vida. La pandemia del COVID-19 ya redujo considerablemente la capacidad de los trabajadores para ganar y enviar dinero a casa. Ahora, para las familias que dependen de los ingresos de sus parientes en Rusia y Ucrania, las remesas casi han cesado.

Según el FIDA, más del 31% del PIB de Kirguistán procede de las remesas de Rusia. Ahora que la guerra ha interrumpido este flujo de dinero, las familias de los emigrantes en las zonas rurales pueden batallar para acceder a alimentos, educación y otras necesidades.

5. Escasez inmediata de alimentos

La guerra ha provocado crisis alimentarias urgentes en muchos países, como Irak, Yemen y Líbano, país que obtiene el 80% de su trigo de Rusia y Ucrania. La explosión de Beirut en 2020 destruyó importantes silos de grano, limitando la capacidad del país para almacenar alimentos, según el FIDA. Ahora que se ha cortado su suministro regular de trigo, los precios locales se dispararon y hay escasez.

En Irak ya surgieron disturbios como consecuencia de la creciente escasez de alimentos.

Antes de la invasión rusa de Ucrania, Yemen ya enfrentaba a una hambruna inminente. Ahora, la seguridad alimentaria del país se está deteriorando rápidamente, y el Programa Mundial de Alimentos solicitó ayuda mundial inmediata, especialmente porque los fondos humanitarios se desvían.

"Nos enfrentamos a una crisis de hambre sísmica si no damos un paso al frente ahora. A menos que recibamos fondos inmediamente, las personas hambrientas perderán la asistencia justo en el momento en que más la necesitan", declaró David Beasley, director ejecutivo del PMA, durante un acto de compromiso para Yemen.

"El financiamiento para Yemen nunca ha llegado a este punto. No tenemos más remedio que quitar la comida a los hambrientos para alimentar a los hambrientos".


Aclaración: El FIDA es un socio de financiamiento de Global Citizen.

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5 formas en que la guerra en Ucrania ha empeorado el hambre en el mundo

Por Joe McCarthy