“La Madre Tierra está enferma por un modelo de explotación infinita. Si no se toma acción urgente más pueblos y mujeres indígenas serán desplazados de sus territorios. La justicia climática debe implicar justicia para los pueblos indígenas. Nosotros somos alternativas vivas a la crisis climática. Resistimos a la violencia ecocida y genocida. Eso que muchos han llamado desarrollo y crecimiento ha implicado violencia para nuestros territorios. ¿De qué sirve el dinero para reparar, financiar o mitigar si no detenemos la guerra contra los pueblos indígenas y la Madre Tierra? Necesitamos que los responsables detengan el exterminio contra nuestros territorios”. 

El discurso de Mitzy Cortés en el Festival Global Citizen 2022 en Nueva York fue contundente y un fiel reflejo de su lucha. La reciente ganadora del Premio Global Citizen: Citizen Award México integra el Semillero de Mujeres Defensoras, una red que establece lazos y se fortalece desde la capacitación por el cuidado de los territorios. 


Global Citizen dialogó con Mitzy para conocer más detalles sobre su trabajo y cómo se conforman los procesos por la defensa de la Madre Tierra.


Global Citizen: ¿Cómo nació la idea de Semillero de Mujeres Defensoras?

Mitzy Cortés: Nos conocimos como parte de un proceso de formación que inició el Centro de Derechos Indígenas Flor y Canto A.C para mujeres jóvenes defensoras pertenecientes a comunidades indígenas. Cuando concluyó este proceso tuvimos la necesidad de vincularnos y organizarnos, ya que a pesar de que éramos de diferentes territorios indígenas de México nos enfrentamos a las mismas problemáticas que provenían de violencias patriarcales en distintos espacios, tanto para quienes ya veníamos participando en espacios organizativos como para aquellas que deseaban comenzar a involucrarse. Algunas de estas violencias estaban relacionadas con las pocas oportunidades de liderazgo de mujeres jóvenes ocasionadas por estereotipos basados en el género o edad.

Nos unía, además un interés profundo por la defensa y el cuidado de nuestros territorios, desde lógicas de pensamiento elaboradas desde nuestras miradas como mujeres, pero también como juventudes interesadas en fortalecer la organización comunitaria, sin desvincularnos de la tierra y sus procesos; así como valorar y reflexionar sobre nuestra identidad y saberes.

La organización comenzó cuando decidimos hacer un intercambio de saberes sobre las problemáticas del agua en distintas comunidades indígenas donde priorizamos los saberes locales y las cosmovisiones de nuestros pueblos respecto al cuidado del agua. Posterior a esta actividad, realizamos círculos de escucha en torno a las problemáticas que ubicamos en nuestros territorios pero también de nuestras experiencias como mujeres jóvenes en nuestro intento por incidir ante esas problemáticas. De ahí surge como una prioridad el articularnos como un semillero que busca fortalecer y capacitar a las juventudes que lo integran para brindar herramientas que permitan incidir en las problemáticas de nuestros territorios, considerando que nuestros propios cuerpos son un territorio y donde la relación intergeneracional y la relación entre hombres y mujeres debe realizarse sin reproducir violencias. 

El construir el semillero implicó un espacio de escucha y acuerpamiento que permitió re-dignificar nuestro trabajo y reconocer que nuestras luchas son también la continuidad de las luchas de muchas otras mujeres que nos antecedieron y a quienes seguimos reivindicando. El semillero también se convirtió en el espacio de articulación y organización que permite dar continuidad o detonar procesos en donde no se reproduzcan violencias ni al territorio, ni a las mujeres, ni a las juventudes.  A mediano plazo nos proponemos acompañar interculturalmente a más mujeres que defienden y cuidan sus territorios; tomando en cuenta nuestras experiencias y cosmovisiones, para tejer lazos de cooperación. 


GC: ¿Cuál es el trabajo que realizan a diario con el Semillero?

M.C: Buscamos fortalecer y capacitar a las juventudes que integran el Semillero de Mujeres Defensoras de Nuestros Territorios para brindar herramientas que permitan, en un futuro cercano acompañar interculturalmente a otras mujeres defensoras que defienden y cuidan sus territorios; tomando en cuenta las diversas experiencias y cosmovisiones, para tejer lazos de cooperación. 

Como parte de la escucha interna de las personas que integramos el semillero ubicamos dos necesidades específicas: la primera vinculada con el acceso a herramientas legales, de comunicación, organizativas, pedagógicas que permitan detonar procesos de defensa y cuidado del territorio y por otro, la necesidad de escucharnos y posicionar nuestras experiencias como importantes en los procesos de lucha. 

Nuestra misión es generar un espacio que permita capacitarnos e intercambiar herramientas de defensa del territorio desde los saberes y experiencias de otros pueblos o de nosotras mismas. Es decir, generar un espacio de creación de pedagogías propias en donde la experiencia ocupa un lugar central. 

En el semillero propusimos tres ejes transversales que guían nuestro actuar: 

1.1      Cuidar/Sanar el Cuerpo (Autocuidado).  

1.2 Las mujeres y la relación con la madre tierra (espiritualidad/conocimiento tradicional/ aspectos simbólicos del territorio). 

1.3   Las mujeres y las relaciones de poder en la gestión de bienes comunes.   

GC: ¿Cómo está conformada la red?

M.C: En nuestro caminar nos adaptamos al espacio virtual para tejer redes entre mujeres que somos de distintos territorios y pueblos indígenas: ñuu savi, zapotecas, nahuas y mixes. Cada una de nosotras impacta en sus territorios de manera local, sin embargo, la articulación de la red tiene un impacto en la región centro-sur de México: Puebla, Guerrero, Tlaxcala y Oaxaca. Actualmente somos 13 mujeres jóvenes indígenas. 

GC: Puedes brindarnos algunos ejemplos de capacitaciones que hayan realizado en las áreas de cuidado del medio ambiente, y empoderamiento femenino, entre otros, por favor.

M.C: En mayo de 2021 realizamos el Primer Foro Juvenil la Defensa de la Sangre de la Madre Tierra, en donde el objetivo era conocer la experiencia de mujeres jóvenes en torno a la problemática del agua y contribuir en la difusión y concientización respecto a este problema. Parte de la defensa del territorio es recordar que esta defensa va desde hablar nuestra lengua, habitar nuestros territorios y recuperar las historias de nuestros pueblos. Por ello, realizamos actividades para recordar nuestras raíces como publicar en nuestras lenguas, además de ejercicios de presentación de nuestros territorios en donde hablamos de nuestras historias, quiénes somos, de dónde venimos, cuál es nuestra lucha. 

Después de estas reflexiones comenzamos a crear un espacio organizativo liderado por nosotras mismas para conocer más acerca de nuestras necesidades, nuestros horizontes, la forma en que nos gustaría organizarnos y nuestras estrategias de acción. En octubre de 2021 tuvimos nuestro primer encuentro presencial donde decidimos ser un Semillero en donde la semilla permite identificar que somos parte de un proceso más grande pero donde todo comienza con una semilla la cual hay que cuidar y cultivar. De manera periódica hemos realizado un constante intercambio en temáticas relacionadas con: educación ambiental, cambio climático y defensa del territorio, baile, entre otros.

En nuestro primer año que llevamos como colectivo ya hemos generado alianzas con otros colectivos, participando en distintos espacios virtuales como: en los círculos de estudio “Experiencias de sustentabilidad” organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana y actualmente con organizaciones como Controla Tu Gobierno A.C y la Sandía Digital para que algunas de nuestras compañeras obtengan herramientas sobre participación política de las mujeres, rendición de cuentas, transparencia y comunicación comunitaria.

Editorial

Defiende el planeta

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Por Erica Sánchez