DOUBLE CLICK TO ADD CONTENT HERE

El plástico hecho de combustibles fósiles (que, por cierto, es la mayoría del plástico) está en todas partes: hospitales, escuelas, supermercados, hogares, computadoras, teléfonos, electrodomésticos y mucho más. Es versátil, económico y súper duradero, y esa combinación ha impulsado la innovación desde la medicina hasta la industria aeroespacial.

¿El problema con el plástico? Que en realidad no es tan barato cuando empiezas a considerar sus efectos catastróficos en la salud humana, la economía y el medio ambiente. 

Por si fuera poco, lo estamos produciendo a toda velocidad. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), actualmente el mundo produce unos impresionantes 430 millones de toneladas métricas de plásticos nuevos cada año, y se estima que esa cantidad aumentará un 70% para el año 2040.

¿Acaso no podemos simplemente reciclarlo? La respuesta corta: no.

Reciclar es importante, pero no es la solución mágica. Solo el 9% del plástico producido en el mundo se ha reciclado alguna vez; otro 19% se ha incinerado, 50% termina en vertederos, y un 22% ni siquiera llega a sistemas de gestión de residuos y termina en tiraderos clandestinos, quemándose a cielo abierto o arrojándose a océanos, ríos y lagos, especialmente en países más pobres, según la base de datos Global Plastics Outlook de la OCDE. Seguro que ya viste tortugas confundiendo bolsas plásticas con medusas o la foto desgarradora del caballito de mar agarrando un hisopo tirado. No hace falta explicar lo devastador que esto es para el ambiente y los animales.

Como dice Judith Enck, autora y fundadora de Beyond Plastics: "Si la industria del plástico está siguiendo el manual de la industria del tabaco, tal vez nunca reconozca el fracaso del reciclaje de plásticos".

La crisis global de contaminación plástica no solo daña el medio ambiente; también agrava las desigualdades sociales. El comercio de residuos plásticos mueve mucho dinero y significa exportar plástico desde países ricos (bajo la apariencia de “reciclaje”) a países menos desarrollados que no cuentan con recursos para gestionar estos desechos adecuadamente. A esto se le llama “colonialismo de residuos” y es una forma de racismo ambiental porque afecta de manera desproporcionada a comunidades marginadas.

Y ojo, la contaminación plástica es solo la punta del iceberg. El plástico es letal en todas las etapas de su vida: desde la extracción de combustibles fósiles para fabricarlo, su uso diario, hasta su eliminación.

“Esta amenaza es casi imposible de esquivar”, dice el Dr. Marcus Gover, líder de investigaciones sobre plásticos en la Minderoo Foundation.

Casi todo el plástico en el mundo comenzó siendo un combustible fósil, y en cada etapa de su ciclo de vida se generan gases de efecto invernadero, lo que representa aproximadamente más del 3% de las emisiones globales. Eso es más que toda la industria de la aviación mundial.

No solo el plástico empeora una emergencia climática que ya ha matado a dos millones de personas, ¡también nos está envenenando a todas y todos!

Por si fuera poco, vivir cerca de zonas de extracción de combustibles fósiles está relacionado con muchísimos riesgos a la salud, incluidos cánceres, enfermedades cardiovasculares, inmunodeficiencias y más. El transporte de combustibles fósiles hacia las refinerías también implica riesgos para la salud, como explosiones y derrames, así como enfermedades crónicas y cáncer.

Además, los lugares cercanos a las plantas petroquímicas que fabrican plásticos suelen llamarse “zonas de sacrificio” porque vivir ahí está vinculado a riesgos de salud serios, desde asma infantil hasta cáncer en la sangre. Quienes trabajan en esas plantas enfrentan riesgos aún peores, como pulmón negro, que suena tan grave como es.

Por si fuera poco, investigaciones recientes demuestran que los químicos tóxicos presentes en el plástico se filtran, así es como los expertos llaman a este tipo de fugas. Imagina que todo el plástico del planeta es como una cafetera gigante: los residuos (o sea, los 4,200 químicos que preocupan) se van colando gota a gota. “Este cóctel tóxico termina en nuestro cuerpo y hace un daño inimaginable a la salud”, asegura el Dr. Gover.

Trágate eso.

¿Entonces, cómo solucionar un problema global tan grande y presente en todos lados? Ahí entra el Tratado Global sobre los Plásticos, un acuerdo internacional y legalmente vinculante que podría cerrar el grifo del plástico y terminar con la era del plástico para siempre. Te contamos lo esencial:

¿Por qué necesitamos un tratado?

El plástico está totalmente fuera de control. Está en el aire que respiras, el agua que tomas, la comida que comes, en el clima y hasta en tu propio cuerpo. Está generando emisiones que no podemos permitirnos, alimentando las desigualdades sociales, envenenando a la gente y destruyendo el ambiente.

Ahora el mundo tiene la oportunidad de hacer realidad un Tratado Global sobre los Plásticos, una solución capaz de enfrentar una crisis de tamaño global.

Recuérdame, ¿qué es un tratado?

Un tratado es un acuerdo formal entre países que es jurídicamente vinculante. Puede ser entre dos países (bilateral) o entre varios países (multilateral). Cuando los países lo ratifican, el tratado pasa a formar parte del derecho internacional.

Dame algunos ejemplos. 

Un tratado famoso es el Acuerdo de París, un acuerdo internacional para luchar contra el cambio climático.

También está el Tratado de Versalles, firmado durante la Primera Guerra Mundial, que puso las condiciones de paz entre Alemania y la mayoría de los Aliados.

Otro ejemplo es el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, que busca reducir el uso y producción de combustibles fósiles, pide un plan justo para eliminarlos progresivamente, y promueve una transición justa hacia energías renovables.

¿Cuál es el plan con el Tratado Global sobre los Plásticos?

En marzo de 2022, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente adoptó una resolución histórica para crear un Tratado Global sobre los Plásticos que enfrente la contaminación plástica.

El tratado apunta a promover economías circulares y abordar todo el ciclo de vida del plástico.

Por supuesto, como todo tratado, podría tener puntos débiles. Por eso, es clave que enfrente tres áreas centrales:

1. Reducir la producción de plástico virgen (o sea, nuevo) hecho a partir de combustibles fósiles.
2. Eliminar los químicos peligrosos de los plásticos.
3. Crear un comité científico que oriente la implementación y adaptación del tratado.

¿Quién está detrás?

Hasta abril de 2024, el Tratado Global sobre Plásticos cuenta con el apoyo de 175 países.

En 2023, Greenpeace USA publicó una carta abierta dirigida a la administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidiéndole que respalde el tratado y tome medidas para proteger el planeta de la contaminación por plásticos. Sin embargo, hasta ahora, el gobierno aún no lo ha respaldado oficialmente.

El tratado también ha recibido apoyo de organizaciones como el World Wide Fund for Nature (WWF), el American Chemistry Council, Plastics Europe, la Business Coalition for a Global Plastics Treaty, la International Alliance of Waste Pickers (IAW), Pueblos Indígenas y sindicatos.

¿Cuáles son los obstáculos?

La cuarta ronda de negociaciones para el Tratado Global sobre Plásticos, conocida como el Comité Intergubernamental de Negociación (INC-4), comenzará el 23 de abril y seguirá hasta el 29 de abril en Canadá. La quinta y última sesión (INC-5) está programada del 25 de noviembre al 1 de diciembre en Busan, República de Corea.

La meta es terminar las negociaciones del tratado antes de fin de año, ¡pero hay intereses muy poderosos en juego!

La realidad es que el 99% del plástico se fabrica a partir de combustibles fósiles, y las grandes petroleras quieren que cada año se produzca aún más plástico.

Como dice Judith Enck: “El plástico es el Plan B de la industria de los combustibles fósiles”.

A finales de 2022, por ejemplo, Shell inauguró un complejo petroquímico del tamaño de 300 canchas de fútbol en Pensilvania, mientras que China ha construido tantas fábricas de plásticos en los últimos cinco años que está por igualar la capacidad de producción de Europa, Japón y Corea juntos.

Según el grupo ambientalista Greenpeace, los cabilderos de “las principales empresas de combustibles fósiles” estuvieron muy presentes en la primera sesión de negociación.

¿Qué puedo hacer para ayudar?

Durante las negociaciones del tratado en abril, los Global Citizens tenemos que hacernos escuchar por encima de las grandes marcas, las petroleras y los políticos que les hacen caso. Toma acción ahora y comparte por qué crees que necesitamos un Tratado Global sobre Plásticos fuerte. Entregaremos tus mensajes directamente a los negociadores en la próxima reunión del INC.

Global Citizen Explains

Defiende el planeta

El plástico es el Plan B de la industria petrolera. Este tratado busca frenarlo de raíz

Por Tess Lowery  y  Fadeke Banjo