Se han encontrado restos de plástico en el hielo marino del Ártico, uno de los lugares más remotos e inhóspitos del planeta; en el fondo de la fosa oceánica más profunda del mundo, a casi once mil metros bajo el nivel del mar. Está presente en el agua que sale de tu grifo. Contamina playas por todo el mundo. La Gran Mancha de Basura del Pacífico, un enorme cúmulo de desechos flotantes del tamaño aproximado de Francia entre California y Hawái, se calcula que contiene unos 1.8 mil millones de fragmentos de plástico. Incluso está en el “aire más limpio” sobre el Monte Everest. Lo ingerimos a través de los peces que comemos, y también está en frutas y verduras. Incluso llega a la lluvia.

Como escribe el autor Matt Simon en su libro A Poison Like No Other: How Microplastics Corrupted Our Planet and Our Bodies: “hemos contaminado cada rincón de la Tierra”.

Manejar el plástico descartado ya de por sí es un reto, pero el verdadero problema empieza cuando comienza a descomponerse. Justo lo que hace al plástico tan útil y común, su resistencia, significa que nunca desaparece por completo. Solo se fragmenta en pedazos cada vez más pequeños, hasta que pueden terminar dentro de nuestro cuerpo.

De hecho, los microplásticos, pequeños fragmentos de plástico de menos de cinco milímetros, se han encontrado en placentas humanas, nuestra sangre, nuestros corazones, hígados y hasta en las heces de bebés.

Los efectos negativos del plástico y los microplásticos en los ecosistemas y el medio ambiente están bastante documentados. Para la vida marina, el plástico ha convertido el océano en un auténtico campo minado, ya sea porque quedan atrapados en redes o porque confunden el plástico con comida. En tierra también, el plástico mata elefantes en Sri Lanka, mapaches, hienas, cebras, tigres, camellos, ganado y más animales.

En 2020, un estudio pionero analizó cómo los microplásticos afectan la fauna del suelo. El estudio demostró que la contaminación por microplásticos ha provocado la disminución de especies que viven bajo tierra, como ácaros, larvas y otros animales, lo que genera suelos y tierras menos fértiles.

Sin embargo, lo que todavía resulta más difícil de determinar es el impacto del plástico en la salud humana.

Durante más de 70 años, hemos usado plástico como si no hubiera un mañana (literalmente). Solo en los últimos años el mundo ha empezado, aunque tarde, a darse cuenta de los muchos riesgos que el plástico implica para la salud: desde mayores tasas de aborto espontáneo hasta pubertad temprana.

Quizás te preguntes: si el plástico es tan venenoso, ¿por qué el mundo no está protestando por su presencia en todas partes?

La profesora Sarah Dunlop, jefa de Plásticos y Salud Humana en la Minderoo Foundation, piensa que es porque la mayoría de la gente simplemente no lo sabe: “creen que el plástico es simple y seguro. No lo es. Es complejo y tóxico.”

Durante mucho tiempo, la idea de que el tabaco causaba problemas de salud se consideraba una teoría conspirativa para arruinar el gusto de fumar. La verdad es que las tabacaleras ya tenían evidencia científica en los años 50 de que su producto era mortal, pero Philip Morris no lo admitió públicamente hasta más de 40 años después.

Existen al menos 4,200 sustancias químicas presentes en los plásticos que se consideran altamente peligrosas y relacionadas con la salud humana, como el cáncer. Lo más aterrador es lo que aún no sabemos. Hay más de 16,000 químicos usados en plásticos, de los cuales al menos 11,000 no han sido evaluados por su impacto en la salud humana.

A medida que los plásticos se deterioran o se desgastan, los químicos pueden filtrarse durante su proceso de producción. Hace algunos años, un grupo de científicos americanos expuso bolsas de compras desechables a varios días de luz solar simulada para reproducir las condiciones reales “en la naturaleza”. Descubrieron que una sola bolsa de CVS liberaba más de 13,000 compuestos; una bolsa de Walmart soltó más de 15,000. Steve Allen, investigador del Ocean Frontier Institute de Canadá va al grano: “Si tienes un IQ mayor al de la temperatura ambiente, entiendes que este no es un buen material para tener en el medio ambiente.”

Mientras tanto, los microplásticos no solo liberan químicos perjudiciales; también los atraen. Las sustancias persistentes, bioacumulables y tóxicas (PBTs, por sus siglas en inglés) son un revoltijo de compuestos dañinos. Así como los microplásticos, que la literatura científica suele llamar MPs, las PBTs están presentes en todo el mundo hoy en día. Cuando las PBTs se topan con los MPs, se adhieren a ellos. “En efecto, los plásticos son como imanes para las PBTs”, es como lo explica la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. en su página. Consumir microplásticos es básicamente una vía directa para tragarse viejos venenos.

Aquí tienes solo algunos ejemplos de cómo el plástico nos está envenenando.

1. Pérdidas gestacionales y muertes fetales.

Hace más de diez años, un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Washington reveló que el Bisfenol A (BPA), un químico usado comúnmente en la fabricación de plásticos, es altamente perjudicial para el sistema reproductivo femenino.

El estudio descubrió que este químico interfiere con las hormonas responsables de la reproducción, una interrupción que puede provocar abortos espontáneos e incluso el nacimiento de bebés sin vida.

A raíz de estos hallazgos, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) retiró su autorización al BPA en biberones y envases de fórmulas para bebés. Sin embargo, a pesar de que se ha clasificado como una sustancia peligrosa, todavía se utiliza en plásticos para envases de alimentos, cajas, recubrimientos de latas y equipos para procesar comida.

En EE. UU., una coalición de grupos ambientales y de salud pública le está pidiendo a la FDA que ponga más límites al bisfenol A y a sus sustitutos en plásticos que tocan alimentos, mientras que la Comisión Europea apenas está considerando eliminar gradualmente el uso de este químico tan polémico en material de contacto alimentario.

De todos modos, la industria petroquímica, respaldada por la FDA, sostiene que las regulaciones actuales sobre el BPA son suficientes y que la probabilidad de que el BPA cause problemas serios de salud es mínima. Nos preguntamos por qué será.

2. Trastornos del neurodesarrollo en la niñez.

Aproximadamente uno de cada seis niños en EE. UU. tiene un trastorno del neurodesarrollo, lo que equivale al 17% de la niñez. 

Los trastornos, como el TDAH, el trastorno del espectro autista, el deterioro cognitivo (pérdida de IQ), la dislexia, el bajo rendimiento académico, los cambios de comportamiento y la reducción en el volumen cerebral parecen estar aumentando

Un estudio de 2023 se sumó a la creciente evidencia científica que revela posibles conexiones entre químicos comunes en plásticos y trastornos del neurodesarrollo.

“Existe muchísima evidencia sobre la relación entre los trastornos del neurodesarrollo y contaminantes ambientales como los plastificantes”, señalan los investigadores.

“No es legal exponer deliberadamente a las personas a químicos tóxicos, pero lo hacemos todos los días. Ni siquiera los bebés se salvan. Nacen ya contaminados, con impactos en su salud para el resto de sus vidas”, comentó la profesora Dunlop.

3. Defectos reproductivos y genitales.

Como lo muestra el informe de 2023 de la Comisión Minderoo-Mónaco sobre Plásticos y Salud Humana, existe evidencia de que el BPA provoca cambios en los genitales de bebés recién nacidas (y distancia del clítoris) y de bebés recién nacidos varones. 

De hecho, ya en 2008, también se habían encontrado vínculos entre los ftalatos y defectos reproductivos y genitales.

4. Alergias. 

Alrededor de 300 millones de personas en todo el mundo tienen asma actualmente, y su prevalencia aumenta un 50% cada década.

En 2017, un grupo de científicos alemanes demostró que los ftalatos pueden aumentar considerablemente el riesgo de alergias en bebés y niños, incluyendo asma y eccema.

Te dejamos sacar tus propias conclusiones. 

5. Pubertad temprana en niñas. 

Se han encontrado vínculos entre los ftalatos y la pubertad temprana en niñas. 

Un estudio pionero realizado por investigadores de Puerto Rico encontró “una posible asociación entre plastificantes con actividad estrogénica y antiandrogénica conocida y el desarrollo prematuro de senos en una población femenina humana”.

Otro estudio publicado en 2009 también encontró una relación entre el desarrollo temprano de los senos y la exposición a ftalatos en niñas de Taiwán.

Aunque estos estudios no establecieron causalidad, definitivamente dejan muchas dudas sobre el papel que juegan los ftalatos en la pubertad temprana de las niñas.

6. Bajo conteo de espermatozoides. 

En 2022, un grupo de investigadores internacionales publicó una revisión global que reveló que la concentración de espermatozoides en el semen ha estado cayendo en picada durante los últimos 50 años.

La cantidad de esperma sigue bajando. Pero, ¿por qué?

Ese mismo año, un estudio liderado por Andreas Kortenkamp, profesor de toxicología humana en la Universidad de Brunel, ofreció una evaluación sin precedentes sobre el impacto de los químicos presentes en plásticos de uso diario en la concentración y cantidad de esperma.

El trabajo de Kortenkamp descubrió que químicos como los ftalatos eran “impulsores del deterioro en la calidad del semen”.

7. Agresividad e hiperactividad.

Cuando las madres estuvieron expuestas al BPA durante el embarazo, los estudios han demostrado que sus hijos pequeños fueron más hiperactivos y agresivos. 

¿Cómo puedes ayudar?

La evidencia es clara: los plásticos están dañando nuestra salud. Por eso necesitamos un Tratado Global sobre los Plásticos que sea realmente fuerte.

Este tratado fue impulsado por Perú y Ruanda, con el apoyo de 27 países y más de 750 organizaciones de la sociedad civil. El objetivo es abordar todo el ciclo de vida del plástico, desde la extracción de los combustibles fósiles hasta su uso y, por último, su disposición.

Del 23 al 29 de abril, representantes de 173 países van a reunirse en Ottawa, Canadá, para la cuarta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-4) y negociar este tratado legalmente vinculante. Toma acción ahora con Global Citizen y cuéntanos por qué crees que necesitamos un Tratado Global sobre Plásticos fuerte.

“Las empresas siguen defendiendo el uso del plástico porque dicen que es un material muy barato. El plástico no es barato”, dice Valliant. “Pregunta a quienes viven cerca de las fábricas de producción de plástico en Cancer Alley, en Luisiana, o en Port Arthur, Texas, si de verdad creen que el plástico es barato… El plástico solo es barato para los fabricantes; las personas, especialmente quienes viven en comunidades afectadas por la injusticia ambiental, están pagando un precio muy alto.” 

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Por Tess Lowery