El principal objetivo del acuerdo climático de París es claro: evitar que la temperatura global aumente más de 1.5 o 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Pero el camino para lograrlo está en constante cambio.
Eso es porque el acuerdo no es legalmente vinculante. Si lo fuera, las evaluaciones científicas podrían determinar cuánto necesita cada país para reducir sus emisiones y obligar a los dirigentes a aplicar las políticas necesarias.
En su lugar, el marco se basa en las ambiciones voluntarias conocidas como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). En teoría, cada país debe actuar de buena fe a la hora de elegir sus propios niveles de reducción de emisiones. En la práctica, los países han seguido un enfoque de espera que, según los expertos y activistas, salvaguarda el statu quo y hace avanzar la acción climática a un ritmo glacial.
A pesar de que los impactos de la crisis climática se agravan y de que las Naciones Unidas advierten que es necesario reducir las emisiones en un 43% a nivel mundial para el final de la década, los recientes informes publicados antes de la COP27, la Conferencia de la ONU sobre el Clima de este año, muestran la continua dilación de los países al no poder hacer frente a la urgencia del momento.
"Tal y como se acordó en la COP26 de Glasgow, se espera que los países sigan reforzando sus NDC este año. Sin embargo, en el período previo a la COP27, el progreso parece haber alcanzado una meseta", escribió el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) en un reciente análisis de las NDC.
"A medida que los países desarrollen nuevos planes antes de 2025, será importante que no se limiten a aumentar la ambición, sino que tengan una escala de ambición totalmente diferente y un sentido claro de las transformaciones que los países perseguirán", añadió el WRI.
El estado actual de los NDC
El WRI realiza un seguimiento de las NDC de cada país, teniendo en cuenta 200 variables para calcular el potencial de reducción de emisiones de cada nación. En su último informe sobre el estado de las NDC, el grupo de defensa del clima descubrió que los países necesitan multiplicar por seis sus objetivos de emisiones para seguir en la senda de alcanzar los objetivos del acuerdo climático de París.
Ahora mismo, las NDC, que deben actualizarse en intervalos de cinco años, reducirán las emisiones actuales en un 7% para 2030. Si bien esto supone una mejora respecto a las NDC anteriores, es muy inferior al objetivo del 43% fijado por la ONU. El informe describe cómo la mayoría de los países siguen adoptando un enfoque fragmentario para la reducción de las emisiones, que se limita a los sectores económicos. Evitar un aumento catastrófico de la temperatura exigirá que los países revisen casi todos los sectores económicos, desde la producción de alimentos hasta la electrificación, pasando por el transporte y la fabricación.
La mejor ilustración de esta desconexión es el hecho de que sólo ocho países describen cómo van a reducir el consumo de combustibles fósiles, el principal motor de las emisiones en todo el mundo, y sólo 15 de los 119 signatarios del Compromiso Mundial sobre el Metano han incluido objetivos específicos sobre el metano en sus NDC.
El informe sobre el estado de las NDC muestra que los países reconocen cada vez más la necesidad de financiar las pérdidas y los daños a nivel internacional, lo que será uno de los principales objetivos de la COP27, pero los niveles generales de financiamiento climático siguen siendo insignificantes.
De hecho, 53 países en desarrollo estimaron en sus NDC que necesitarán 4.3 billones de dólares en financiamiento para mitigar las emisiones en sintonía con el acuerdo de París y adaptarse a los actuales trastornos ambientales. Los países ricos aún no han alcanzado su compromiso de 100,000 millones de dólares en financiamiento climático, la mayoría de los cuales han llegado en forma de préstamos.
La COP27 es una oportunidad para acción más decidida
La COP27 representa una oportunidad para avanzar en este y otros frentes, pero es necesario que las negociaciones y los debates tengan un sentido de urgencia.
"Aunque los nuevos objetivos de países como Australia e Indonesia ofrecen cierto impulso, en general los objetivos climáticos nacionales sitúan al mundo en la senda de un calentamiento de entre 24 y 2.6 grados centígrados, lo cual es peligrosamente alto", dijo Taryn Fransen, miembro del WRI, en un comunicado.
"Para hacer frente a la crisis climática, debemos aprovechar las grandes oportunidades que aún están sobre la mesa", dijo.
En particular, señala, la Unión Europea, Chile, México, Turquía y Vietnam han dicho que reforzarán sus NDC para finales de año y, según lo ambiciosos que sean, pueden inspirar a otros países a tomar acción. China tiene la oportunidad de acelerar la acción sobre el metano (un potente gas de efecto invernadero) estableciendo un objetivo concreto. Y Estados Unidos tiene que hacer más para alcanzar sus objetivos climáticos, así como movilizar más financiamiento para la mitigación, la adaptación y las pérdidas y daños.
La acción climática es una tarea colectiva y cuantos más países reconozcan la fuerza de la unidad, más rápido se producirá una transición justa para abandonar los combustibles fósiles.