Cecilia García recuerda la primera vez que pasó en coche frente a las iglesias de Phoenix, Arizona, y vio que el Servicio de Control y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) bajaba grupos de solicitantes de asilo.
“Las personas llegaban por centenas. Era caótico hacia donde miraras”, afirma a Global Citizen.
En diciembre de 2018, los solicitantes de asilo que eran liberados de los centros de detención para migrantes comenzaron a llegar a las iglesias de latinos en el Valle de Phoenix.
Los migrantes, que normalmente llegaban a Estados Unidos después de meses de travesías peligrosas y largas a pie, tenían que enfrentar condiciones graves.
“La gente estaba deshidratada y traumatizada. Tenían hongos en sus pies de caminar en el río y de usar los mismos zapatos durante días”, afirma García.
En años recientes, la cifra de migrantes que solicitan entrar a Estados Unidos se ha incrementado, lo que ha conducido a retrasos en las tramitaciones y a condiciones terribles en instalaciones superpobladas. El manejo de los solicitantes de asilo por parte del gobierno, incluyendo la separación forzada de niños de sus padres y denuncias de esterilización forzada de mujeres, ha sido muy criticado.
Cecilia Garcia dentro de la clínica 100 Angels en el IRC Welcome Center, el 9 de noviembre de 2020, en Phoenix, Arizona
“Lo que les pasa a ellos podría pasarte a ti, esas personas podrían ser mis hijos”, afirmó García, quien emigró a Estados Unidos desde Uruguay hace más de dos décadas a la edad de 20 años. “Si tuviera que salir corriendo para salvar a mis hijos, lo haría. Ellos lo hicieron”.
García, quien es madre soltera y propietaria de un pequeño negocio, fundó la organización sin fines de lucro One Hundred Angels en 2018, justo meses antes de que notara la afluencia de solicitantes de asilo en Phoenix.
En principio fundó la organización para ofrecer asistencia humana en Centroamérica. Y aunque no era su plan proveer asistencia cerca de casa cambió rápido de rumbo cuando surgió la necesidad.
“No cuento con ninguna experiencia médica, solo soy mamá”, afirmó García.
Pero se apoyó en sus capacidades administrativas y de organización, y en pocos días, la madre de dos hijos adolescentes pudo poner en marcha estaciones médicas desplegables en las iglesias donde llegaban los solicitantes de asilo. Recolectaba suministros médicos y coordinaba voluntarios, incluyendo personal de primera respuesta, enfermeras y médicos.
“Las circunstancias en las cuales los encontramos son alarmantes. Están tan débiles mental y emocionalmente”, explicó García.
El equipo médico de voluntarios ahora trabaja en 28 iglesias y albergues en Phoenix, que reciben solicitantes de asilo. Hasta la fecha, ha asistido a 18,000 personas. Los médicos llevan a cabo el triaje, evalúan a los migrantes para emergencias y proveen paquetes para aliviar la salud, y que contienen vitaminas, electrolitos y medicinas de venta libre.El equipo de 100 Angels trabaja en la clínica del IRC Welcome Center en Phoenix, AZ. El equipo voluntario de 100 Angels ahora trabaja en 28 iglesias y albergues en Phoenix que atienden a personas en busca de asilo, y ha apoyado a 18,000 personas.
Los solicitantes de asilo han compartido con García anécdotas sobre los centros de detención para migrantes, incluyendo la distribución de comida congelada y la falta de acceso a instalaciones de higiene básica.
“Había casos donde a la gente le quitaban su medicina y no se la regresaban, y otras veces donde a niños se les dio tratamiento [médico], pero no se les informó acerca de cómo podían continuar este tratamiento cuando se fueran”, dijo García.
En 2019, comenzó a escuchar de niños que morían en los centros de detención de enfermedades prevenibles, y del arresto de doctores que querían suministrar vacunas. Por lo menos siete niños migrantes murieron mientras se encontraban bajo la custodia de Estados Unidos, o poco después de ser liberados. Al menos tres de ellos fallecieron en parte debido a la influenza.
Conociendo las barreras que enfrentan los niños y su acceso a vacunas vitales en centros de detención, la defensora de derechos a la salud pensó una solución.
“Sabíamos que las familias estaban esperando en México y que estarían en proceso de ser detenidas y de estar en cuarteles cerrados, así que dijimos, vamos a vacunarlos antes [de que lleguen]”, afirmó.
De este modo, García fue a una farmacia local y compró todas las vacunas de influenza, varicela y sarampión que tenía. Junto con voluntarios médicos profesionales, manejó seis horas de viaje desde Phoenix a San Luis Río Colorado, México, en donde organizó una campaña de vacunación durante un día en un albergue para migrantes. Con un número limitado de vacunas, el personal del albergue ayudó a identificar a aquellos que eran más vulnerables. Imágenes del interior de la clínica dentro del IRC Welcome Center, el 9 de noviembre de 2020, en Phoenix, Arizona.
Inicialmente, García no estaba segura de cómo reaccionarían los migrantes.
“Me preguntaba, ‘¿Cómo iban a confiarnos la salud de sus hijos?’ Pero deberías haber visto a esas mamás haciendo cola [para las vacunas] y poniendo a sus hijos primero que ellas”, afirmó.
Después del éxito de la primera campaña de vacunación, García recolectó fondos para comprar más vacunas y manejó a México una vez más. Colaboró con la Cruz Roja Mexicana, que las aplicó.
Los planes para futuras campañas de vacunación se interrumpieron en marzo de manera forzada debido a las preocupaciones de seguridad por el COVID-19, pero García intentará continuar con ellas tan pronto como pueda.Cecilia Garcia posa para una foto el lunes 9 de noviembre de 2020 en Phoenix, Arizona.
Mientras tanto, One Hundred Angels continúa ofreciendo revisiones médicas en Phoenix a familias que buscan asilo, además de animar a los padres a vacunar a sus hijos. Así mismo provee información sobre opciones de asistencia médica gratuita y a bajo costo.
“Se trata de un asunto de vida o muerte. Creo en la ciencia”, afirma García. “Pienso que la ciencia es real y las vacunas salvan vidas, así que si puedes… salva la vida de nuestros niños, ¿no lo harías? Yo sí”.
Si el 2020 nos ha enseñado algo sobre salud global, es la importancia de las vacunas. The World's Best Shot es una serie de perfiles dedicados a compartir las historias de los activistas a favor de las vacunas, en todo el mundo.
Esta serie de artículos ha sido posible con el financiamiento de la Bill and Melinda Gates Foundation. Cada artículo fue producido con plena independencia editorial.
Traducción: Adam Critchley