La palabra biodiversidad puede sonar como ciencia ficción, pero en realidad es clave para la vida en la Tierra. Se refiere a todos los organismos vivos dentro de un área, desde animales y plantas, hasta organismos tan diminutos que no podemos verlos sin un microscopio.
¿Y por qué importa la biodiversidad? Todos los organismos del planeta dependen unos de otros para sobrevivir en un equilibrio delicado. Por ejemplo, los hongos descomponen los organismos muertos y enriquecen el suelo. Ese suelo apoya el crecimiento de las plantas, las cuales alimentan a los animales. Y cuando los animales mueren, el ciclo vuelve a empezar.
Cuando ese equilibrio se ve afectado, se produce una reacción en cadena que puede acabar con ecosistemas enteros y traer consecuencias graves que amenacen la vida y la salud global. Y como nosotros también somos parte de este ecosistema, también nos vemos afectados.
La biodiversidad del Amazonas: por qué es importante
El Amazonas abarca 6,7 millones de kilómetros cuadrados, más o menos el tamaño de Australia, y alberga al 10% de todas las especies conocidas en la Tierra. También es hogar de más de 400 comunidades indígenas cuyas prácticas culturales únicas están profundamente conectadas con el bosque.
La biodiversidad del Amazonas es esencial para la vida como la conocemos. Por ejemplo, esta diversidad ayuda a preservar especies enteras de la extinción, aporta un valor cultural y recreativo, y sustenta economías y medios de vida completos.
Aquí tienes otras formas en que la biodiversidad del Amazonas moldea nuestro mundo:
Resistencia frente a enfermedades
Muchas veces se llama al Amazonas la farmacia más grande del mundo porque alrededor del 25% de los medicamentos modernos derivados de plantas provienen de esta biodiversidad. Por ejemplo, la quinina, que proviene del árbol de la quina sudamericano, fue el único tratamiento contra la malaria por años; la anestesia Novocaína que se usa mucho en odontología viene de la planta de coca; y la pilocarpina, un medicamento para pacientes con glaucoma, se extrae de la planta jaborandi que también se encuentra en el Amazonas. Si perdemos la biodiversidad, también podríamos perder posibles curas para enfermedades actuales y futuras.
Protección natural para los cultivos
La biodiversidad es fundamental para mantener las plagas agrícolas bajo control. Depredadores naturales del Amazonas como aves, ranas y murciélagos son mucho más efectivos protegiendo las cosechas que los pesticidas sintéticos, que muchas veces introducen toxinas dañinas en el suelo, disminuyen su calidad y eliminan organismos beneficiosos como las lombrices y los microbios.
Apoya la seguridad alimentaria
La biodiversidad del Amazonas es crucial para la seguridad alimentaria local y global. Como en el ciclo que explicamos antes, su biodiversidad mantiene factores esenciales para regular el clima, el agua y el suelo, todos clave para la agricultura. Para muchas comunidades indígenas, la biodiversidad es su forma de vida: les da alimento, techo, medicinas y materiales para su ropa. Sin ella, tendrían menos recursos para comer y producir.
Absorbe carbono que daña el clima
La biodiversidad del Amazonas también es clave para regular el ciclo del carbono en la Tierra. Los árboles absorben dióxido de carbono del aire y, con la fotosíntesis, almacenan gases de efecto invernadero en sus hojas, troncos y raíces. La enorme cantidad de árboles de la zona le da al Amazonas la capacidad de ser una gran “esponja” de carbono; almacena aproximadamente entre 150 y 200 mil millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂), aunque últimamente esta capacidad ha ido disminuyendo cada año. Aquí te contamos por qué:
Las amenazas
A pesar de su importancia, el Amazonas está bajo una amenaza muy seria.
En 2022, solo Brasil perdió alrededor de 1,8 millones de hectáreas de selva (eso es casi dos tercios del tamaño de Bélgica) por la deforestación. Pero en 2024, la tasa de deforestación bajó a un 30,6%, el número más bajo en nueve años. Esto se debe en gran medida al liderazgo y el compromiso del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, con detener la deforestación para 2030.
Pero aún queda mucho por hacer. La agricultura y ganadería a gran escala están causando erosión de suelos, destruyendo hábitats y contaminando los ríos con agroquímicos. La minería también agrava el problema. Por ejemplo, la minería eliminó 1,2 millones de hectáreas (lo que equivale a aproximadamente 1,7 millones de canchas de fútbol FIFA) en el Amazonas entre 2005 y 2015.
El cambio climático empeora aún más estos desafíos. Aumentan la temperatura, cambia el patrón de lluvias y hay sequías más frecuentes, todo lo cual amenaza la biodiversidad del Amazonas y empuja a la selva hacia un punto crítico. Algunos estudios predicen que si el cambio climático, la deforestación y la minería siguen avanzando sin control, grandes partes del Amazonas podrían terminar convertidas en sabana.
Comunidades indígenas: guardianes del amazonas
Los pueblos indígenas son los defensores clave de la biodiversidad. Si bien representan solo el 6% de la población mundial, protegen una gran parte de la biodiversidad que aún queda en la Tierra en sus territorios.
En el Amazonas, los pueblos indígenas gestionan más de 3,000 territorios y protegen cerca del 35% de la región. Junto con las áreas protegidas por el Estado brasileño, protegen casi la mitad del bioma. Las zonas bajo el cuidado de comunidades indígenas tienen menos deforestación y pérdida de biodiversidad. Incluso en años de incendios y sequías récord, los satélites muestran que en sus tierras la biodiversidad sigue resistiendo.
¿Cómo lo logran? Combinan su conocimiento ecológico ancestral con derechos legales sobre la tierra, herramientas modernas como GPS y satélites, fondos y alianzas. En Pará, por ejemplo, los Guardianes Kayapó y sus aliados cuidan más de nueve millones de hectáreas estableciendo puestos de vigilancia en zonas vulnerables. El programa de Vigilancia Territorial Kayapó ha mantenido estas tierras casi intactas frente a madereros y mineros ilegales, en contraste total con las áreas vecinas fuera de su protección, que sufren una explotación severa.
Otro ejemplo es la comunidad indígena A’i Kofán de Sinangoe (Ecuador), que usa drones, apps móviles y GPS para documentar y denunciar ante las autoridades actividades y concesiones mineras ilegales.
¿Qué podemos hacer como Global Citizens?
En este momento, el Amazonas está en la cuerda floja, entre seguir siendo un sumidero de carbono o pasar a ser fuente de carbono debido a la deforestación, la agricultura industrial y la minería. Si esto sigue sin control, el Amazonas alcanzará el punto crítico, con consecuencias irreversibles para nuestro planeta.
Todos tenemos un papel importante para cuidar este ecosistema vital. Podemos empezar apoyando y difundiendo el trabajo de las comunidades indígenas y organizaciones que están en la primera línea de la crisis climática, y pedir compromisos financieros y políticos más fuertes de parte de nuestros líderes para proteger la Amazonía.
Las decisiones que tomas todos los días también cuentan. Elegir productos que tengan el sello de sostenibles y libres de deforestación (como los certificados por FSC, Rainforest Alliance o Fairtrade), o reducir el consumo de carne de res, ayuda muchísimo a disminuir nuestra huella de carbono y a proteger la selva tropical.
Cuando se suman nuestras acciones individuales, se convierte en un esfuerzo colectivo capaz de devolverle el equilibrio a una Amazonía llena de vida y biodiversidad. Pero solo si empezamos hoy.