Esta científica pionera explica por qué los niños en todas partes pueden recibir tratamiento para una enfermedad devastadora

Autor: Jacky Habib

Ian Georgeson for Global Citizen

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Fue mientras trabajaba en un laboratorio de investigación del Reino Unido cuando Francisca Mutapi notó por primera vez que otros científicos estaban abordando el tratamiento de una enfermedad que ella conocía desde la infancia, a partir de un ángulo totalmente diferente.

Mutapi, quien creció en Zimbabue, se sorprendió de que sus colegas investigadores no estuvieran intentando desarrollar un tratamiento para los niños que sufrían de esquistosomiasis, una infección causada por un gusano parásito que vive en agua dulce en las regiones tropicales y subtropicales.

También conocido como bilharzia, el parásito puede permanecer en el cuerpo durante años, dañar órganos como la vejiga, el riñón, el hígado y, aunque se puede tratar con medicamentos, durante muchos años solo se desarrollaron fármacos para niños mayores y adultos.

Mutapi mostró  preocupación  por que los niños en edad preescolar no estuvieran recibiendo tratamiento para la enfermedad. Praziquantel, el medicamento que es empleado predominantemente para tratar la bilharzia, clasificada como una enfermedad tropical desatendida (NTD), se usa para curar a adultos y niños mayores de seis años.


"Aún así, cuando los niños llegaron a la edad de seis años ya estaban enfermos porque se habían infectado cuando iban a los ríos con sus madres, pero no pudimos tratarlos", dijo Mutapi.

Francisca Mutapi uses models at the Natural History Collections to discuss the life cycle of the liver fluke parasite related to bilharzia, in the Ashworth Laboratories of the King's Buildings Campus of the University of Edinburgh on May 19, 2021.
Francisca Mutapi uses models at the Natural History Collections to discuss the life cycle of the liver fluke parasite related to bilharzia, in the Ashworth Laboratories of the King's Buildings Campus of the University of Edinburgh on May 19, 2021.
Image: Ian Georgeson for Global Citizen

Preguntó a sus compañeros por qué los niños menores de seis años no podían recibir el tratamiento y le respondieron que, cuando se desarrolló el medicamento, no se probó en niños más pequeños.

A Mutapi le dijeron que el fármaco, que actúa en sinergia con el sistema inmunológico, podría no ser eficaz en los niños porque "su sistema inmunológico no está bien desarrollado".

“Dije: ‘Bueno, si su sistema inmunológico no estuviera bien desarrollado, las vacunas infantiles no funcionarían porque se las administramos a niños menores de cinco años’. Luego respondieron: ‘No tenemos certeza de que sea seguro’. Pregunté: ‘¿Alguien ha hecho los estudios?’"

A Mutapi le indicaron que "no valía la pena hacer los estudios", ya que otros investigadores creían que los niños no estaban expuestos al agua dulce y, por lo tanto, a los parásitos que causan esa enfermedad.

Francisca Mutapi

Francisca Mutapi
Ian Georgeson for Global Citizen

Francisca Mutapi

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Ian Georgeson for Global Citizen

Francisca Mutapi

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Ian Georgeson for Global Citizen

Pero Mutapi no cedió. Basándose en su experiencia al crecer en Zimbabue, sabía lo contrario. En 2009, regresó a Zimbabue para realizar una investigación sobre los niños afectados por la bilharzia junto con Takafira Mduluza de la Universidad de Zimbabue. También convocó a colegas en Kenia y Egipto para que hicieran lo mismo.

“Y he ahí, resultó que los niños se estaban exponiendo [a los parásitos]. En segundo lugar, contrajeron infecciones y, cuando lo hicieron, causaron una enfermedad grave y el medicamento con el que los estábamos tratando [a los mayores de seis años] era seguro para los niños [en edad preescolar], por lo que no había razón para no tratar a los niños”, explicó.

Para 2010, Mutapi dirigió al grupo que llevó su investigación a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual, después de revisar los hallazgos, estuvo de acuerdo con la evaluación del grupo y decidió permitir que los niños menores de seis años recibieran tratamiento.

Sin embargo, las tabletas de praziquantel, que según Mutapi son grandes y amargas al gusto, representan un peligro de asfixia para los niños. Mutapi y sus colegas investigadores tuvieron que brindar orientación sobre la mejor manera de que los niños consumieran la píldora (triturándola en agua y agregando azúcar, por ejemplo) y también se reunieron con compañías farmacéuticas para convocar una formulación pediátrica del medicamento.

La versión pediátrica, que según Mutapi se encuentra en sus ensayos clínicos de fase tres, probablemente estará disponible el próximo año y puede cambiar las vidas de los 50 millones de niños en edad preescolar que están infectados con la enfermedad.

Para poner ese número en contexto, a Mutapi le gusta explicarlo de un modo  visual: “Si pusiéramos a todos los niños del mundo afectados por la bilharzia tomados de la mano, de un extremo a otro, rodearían el planeta una vez y media. Así es lo mucho que los niños de hoy necesitan el tratamiento de la bilzahria".

Francisca Mutapi, the deputy director of Tackling Infections to Benefit Africa (TIBA), is photographed in her office at the Institute of Immunology & Infection Research at University of Edinburgh, May 19, 2021.
Francisca Mutapi, the deputy director of Tackling Infections to Benefit Africa (TIBA), is photographed in her office at the Institute of Immunology & Infection Research at University of Edinburgh, May 19, 2021.
Image: Ian Georgeson for Global Citizen

Mutapi dijo que su entorno de Zimbabue la llevó a identificar y resolver la falta de opciones de tratamiento para los niños con esta enfermedad.

“Puedo identificar este problema porque soy una africana que creció en algunas de estas comunidades y sé que los niños van al agua”, dijo. "Es un problema, y ​​no es un problema que pueda ver un científico sentado en un laboratorio con una visión occidental".

Mutapi, ahora directora adjunta de Combatiendo las Infecciones en Beneficio de África (TIBA), una unidad de investigación de salud global que forma parte del Instituto Nacional de Investigación en Salud del Reino Unido, está empoderando a otros científicos africanos para abordar de manera eficaz y sostenible las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD).

“Lo que estamos tratando de hacer es decirles a los científicos africanos: ‘ustedes conocen los problemas y conocen la magnitud de estos problemas’. Lo que queremos hacer es [empoderar] a estos científicos con los recursos y la colaboración para abordar los problemas locales prioritarios específicos de cada contexto".

Además, TIBA involucra a los responsables de la formulación de políticas, los jefes de estado y las empresas farmacéuticas en el proceso, para garantizar la aceptación y la sostenibilidad en la lucha contra las ETD.

“Necesitamos que todos estén a bordo si queremos lograr un cambio transformador en la salud”, afirmó Mutapi.

TIBA, que trabaja en nueve países africanos (Ghana, Kenia, Botsuana, Sudán, Tanzania, Ruanda, Uganda, Zimbabue y Sudáfrica) para encontrar soluciones a las ETD, ayuda a los científicos a priorizar las enfermedades más prevalentes en su país. Mientras los investigadores en Uganda están trabajando para encontrar una solución a la enfermedad del sueño, una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos, los de Tanzania están investigando la bilharzia.

Mutapi señaló que su compromiso de abordar estas enfermedades se debe a que ha visto el "poder transformador de mejorar la salud".

Dijo que muchas personas se centran en el daño de la bilzahria en el tracto urinario, que conduce a sangre en la orina, pero asegura que el daño es mayor.

Su investigación demuestra que la bilzahria afecta la memoria de una persona, su capacidad para desarrollarse y aprender, el movimiento y la coordinación mano/ojo, así como la fertilidad de las mujeres. Además, compromete su sistema inmunológico y los hace más susceptibles a otras enfermedades, incluido el cáncer de vejiga.

"Al tratar una sola enfermedad, se tiene un gran impacto en muchos aspectos de la vida", dijo.

The Last Milers es una serie de perfiles que destaca a las personas que luchan contra las enfermedades tropicales desatendidas (ETD), que afectan a más de mil millones de personas en todo el mundo. Al trabajar para garantizar un acceso equitativo a medidas preventivas, tratamientos e información, estas personas apoyan la eliminación de las ETD de diversas formas, en diferentes campos. Estos defensores tienen como objetivo llegar hasta la última milla con las herramientas y los servicios de atención médica necesarios.

Francisca Mutapi poses for a portrait on the campus of the University of Edinburgh on May 19, 2021.
Francisca Mutapi poses for a portrait on the campus of the University of Edinburgh on May 19, 2021.
Image: Ian Georgeson for Global Citizen


Aclaración: esta serie fue posible gracias al financiamiento de la Fundación Bill y Melinda Gates. Cada pieza fue producida con total independencia editorial.