El primer museo submarino de Europa, el Museo Atlántico , ubicado frente a las costas de la isla de Lanzarote, en España, ha sido concluido después de más de tres años de planificación e instalación.  

El museo presenta más de 300 esculturas diseñadas por el artista británico Jason deCaires Taylor, e incluye un jardín de esculturas botánicas. Los visitantes también pueden nadar entre más de 200 figuras humanas de tamaño natural, que componen una secuencia de 12 instalaciones que abordan la crisis de refugiados y la protección ambiental. El museo, al que pueden acceder buceadores con snorkel y submarinistas (previo pago de unos $49), tiene como objetivo promover una mayor conexión con la protección del océano.

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El museo declaró, a través de un comunicado de prensa, que la exposición "representa un punto de entrada a un mundo diferente y promueve una mejor comprensión de nuestro precioso entorno marino y de cuánto dependemos de él".

“La idea era que se convirtiera en un portal hacia otro mundo,” dijo Taylor a CNN. Quiero inspirar a la gente para que tenga una mayor comprensión de nuestros océanos y las amenazas que enfrenta".

Además del arte, el museo ayuda directamente a la vida marina. Las esculturas, fabricadas con materiales con pH neutro que son seguros para el medio ambiente, actúan como un arrecife artificial y son diseñadas para proveer refugio para las criaturas acuáticas.

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Según el sitio web de Taylor, “las primeras obras instaladas en febrero de 2016 ya han registrado un aumento de más del 200 por ciento en la biomasa marina y ahora son frecuentadas por tiburones ángel (no muy comunes en la zona), cardúmenes de barracudas y sardinas, pulpos, esponjas marinas y ocasionalmente por mantarrayas mariposa”.

Taylor ha resultado de ser un prolífico escultor ecológico. Antes del Museo Atlántico, el instaló piezas en las Bahamas, Granada y en las orillas del río Támesis en Londres, Inglaterra.

En particular, Taylor ayudó a construir el Museo Subacuático de Arte (MUSA) en Cancún, México, que se inauguró en 2009. Como el museo de Lanzarote, MUSA apoya la vida marina al funcionar como un arrecife artificial.

A medida que crece el debate sobre cómo abordar el calentamiento global, citamos con frecuencia que el aumento en el nivel de los océanos es una amenaza para la vida terrestre sin darnos cuenta de que los ecosistemas marinos también sufren. Gracias a esfuerzos como el de Taylor, el arte se combina con el activismo. Las esculturas brindan a la vida marina una mayor oportunidad de supervivencia y, al mismo tiempo, desafían a los humanos para que contemplen los problemas más apremiantes de nuestro tiempo. Además de ello, observarlas es una experiencia absolutamente asombrosa.

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