Eduardo Tessler es un periodista con más de 40 años de experiencia informando sobre temas de justicia social y climática en Brasil, donde el espacio cívico está obstruido. Impulsado por la situación calamitosa del medio ambiente y la falta de cuidado hacia la protección de las personas y del planeta, Tessler se unió a Grupo A Hora, una organización de medios independientes apoyada por The International Fund For Public Interest Media para lanzar un proyecto que busca asegurar la rendición de cuentas y la integridad dentro de su comunidad.
Aquí, con sus propias palabras, Tessler habla sobre la importancia del periodismo en la defensa de los derechos de los ciudadanos y del medio ambiente.
Nací en Porto Alegre, en el sur de Brasil.
Exactamente 12 días después de que los militares dieran un golpe de Estado que dejó a mi país bajo una dura dictadura durante 21 años. Crecí en un ambiente de intensa represión en las calles, lo que me fue formando como alguien que defiende la democracia y la justicia social. Brasil es un país enorme y rico, con todos los ingredientes de un paraíso. Pero sigue siendo increíblemente desigual, con el 1% de la población concentrando casi el 50% de la riqueza. Yo tuve suerte de crecer en una familia de clase media alta, donde no faltaba comida ni una buena educación.
Me hice periodista para cambiar el mundo y promover la justicia social.
Hoy busco soluciones para un mundo mejor a través de los medios. He sido reportero, editor, corresponsal internacional y director. Cubrí la guerra en la ex Yugoslavia, el Mundial de Italia 90 y hasta viajé junto al Papa Juan Pablo II. Después decidí trabajar como consultor para empresas de medios, ayudando a que los medios entendieran el mundo digital que iba apareciendo. Ahora prefiero los proyectos con un objetivo social, como combatir los desiertos de noticias — o sea, zonas donde no existe acceso a información — y preocuparme por el medio ambiente.
Cuando naces y creces bajo una dictadura militar que suprime tus derechos más básicos solo hay dos caminos: te quedas callado y te sometes, o luchas por una reforma democrática. Desde muy joven, luché por un Brasil mejor. Elegir el periodismo fue perfecto: te da espacio para ser activista, exige leer mucho (siempre he sido un gran lector) y además me permitió conocer el mundo.
Siendo editor de un diario líder a nivel local, me posicioné a través de columnas de opinión contra la instalación de una fábrica de automóviles en mi estado. Mientras el gobierno celebraba la llegada de la fábrica, pensando en los empleos, yo lideraba a un grupo de personas preocupadas por las consecuencias: la contaminación, el aumento de camiones en las rutas, la contaminación de los ríos y el daño a la capa de ozono. Logramos levantar ruido, pero recibí una advertencia de los accionistas del diario — que, claro, estaban contentísimos con la llegada de la fábrica. Al poco tiempo, me despidieron.
El periodismo necesita recuperar su rol fundamental en la defensa de la ciudadanía.
Con la ola de noticias falsas y el surgimiento de miles de medios independientes — muchos sin criterios editoriales claros y con prácticas empresariales cuestionables para el verdadero periodismo — el buen periodismo vuelve a ser esencial. Hay que insistir, insistir y mostrar cada día la importancia del periodismo bien hecho. El periodismo activista es de las formas que más logra conectar con la audiencia.
Hoy estoy en una situación algo más cómoda.
Mis hijos ya trabajan por su cuenta y mi mayor preocupación ahora es el futuro de la humanidad y la vida de mis nietos. Así que busco crear proyectos con visión de futuro. Desarrollo ideas, busco aliados en medios y financiamiento para concretarlas. Es cierto que no siempre sale todo, pero me centro en propuestas que me gustan, no solo por el dinero.
“Libertad, democracia, justicia social y protección ambiental no se negocian”, afirma el periodista brasileño Eduardo Tessler.
En estos momentos, decidí crear un proyecto para la reconstrucción, protección y control de las autoridades y de las instituciones a través de los medios. Así nació el Proyecto Vale Vivo, junto al Grupo A Hora. Vale Vivo surgió para trabajar en la reconstrucción del Valle de Taquari, una de las regiones más afectadas por las inundaciones del último año. Es una app que ayuda a la gente de la región a afrontar los fenómenos naturales que la amenazan. Básicamente, Vale Vivo ofrece cámaras en vivo de los ríos de la zona, de las obras públicas en reconstrucción y de las rutas. También facilita información en tiempo real sobre la inversión que recibe cada ciudad de los gobiernos nacional y estatal, y cuándo realmente se usan esos recursos para reconstrucción.
Yo creo en los valores democráticos que tienen que sonar fuerte en la sociedad, aún más cuando crece la extrema derecha, también en Brasil. Libertad, democracia, justicia social y protección ambiental no se negocian nunca. Estos ideales se tienen que defender bajo cualquier circunstancia. Yo me entrego a esta lucha como un soldado.
En los últimos tiempos, las leyes de protección ambiental simplemente desaparecieron en nombre del llamado "progreso económico".
Como consecuencia, y con el agujero de ozono creciendo descontroladamente en mi región, ya es peligroso exponerte al sol entre ciertas horas, como entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde. Así, hasta las estaciones empiezan a confundirse. Hace calor en invierno, el verano trae días frescos y otros llegan con temperaturas muy por encima de lo tolerable.
En 2024, llegó el colmo [de los patrones climáticos imprevisibles]. De repente, las nubes quedaron paradas sobre mi región. Llovió una semana entera sin parar. El viento soplaba fuerte en sentido contrario, impidiendo el desagüe natural de los ríos. A principios de mayo, cinco ríos de mi estado se desbordaron, incluido el Guaíba en Porto Alegre, y causaron una inundación peor que la histórica de 1941 que nos contaban en la escuela. Más de 180 personas murieron y miles se quedaron sin hogar. Animales murieron, cosechas enteras se perdieron. Nos quedamos sin aeropuerto siete meses, y durante 20 días sin acceso a rutas. Quedamos aislados.
Las autoridades y gobiernos se mostraron incompetentes frente a la situación. No estaban preparados,
Sin saber qué hacer. Aún peor, descubrimos que el gobierno de la ciudad de Porto Alegre había decidido no mantener las compuertas contra inundaciones y usar ese dinero en otros proyectos. Fue una decisión deliberada y muy desafortunada.
En ese momento, me di cuenta de que mi lucha por defender el medio ambiente no era en vano. Al contrario, era más necesaria que nunca.
Ser activista y periodista en Brasil es un reto diario.
"Matar un león por día" (aunque estoy totalmente en contra de matar leones) es una expresión que usamos en Brasil para describir un esfuerzo enorme y constante. Cada día surge un nuevo desafío. Y justo cuando piensas que lo resolviste, aparece otro león (otro desafío) que tienes que encarar.
Las empresas de medios, en general, están luchando por sobrevivir económicamente. Como política, no invierten en la cobertura sobre protección ambiental, porque es un área que no atrae patrocinadores.
En la política, también hay momentos de mucha oposición y polarización. Existen algunos movimientos dentro del gobierno en defensa del medio ambiente, aunque las cuestiones económicas siguen siendo la prioridad. Los movimientos oficiales para tener una economía sostenible y agricultura orgánica son muy raros. En el período anterior, hasta 2022, no existía protección ambiental ni a nivel ministerial ni gubernamental. La ministra de entonces decidió permitir cualquier invasión en la Amazonía, cualquier producto tóxico para los cultivos, y toda clase de construcciones en áreas protegidas. Fue un desastre total.
Defender el medio ambiente entre 2019 y 2022 era peligrosísimo, tanto para activistas como para periodistas. Hubo asesinatos, demandas, violencia, acoso. Nos las ingeniamos para resistir, cada uno a su manera. Por lo menos hoy tenemos el derecho garantizado a expresarnos, aunque los activistas de extrema derecha sigan descargando su rabia y amenazas contra nosotros. Pero seguimos adelante y no vamos a dejar que las grandes causas caigan en el olvido.
El Proyecto Vale Vivo es súper ambicioso y realmente difícil de llevar a cabo para un medio pequeño como Grupo A Hora.
Primero, porque señala errores en la gestión de instituciones públicas, como los ayuntamientos. En el interior del estado, la cercanía con los alcaldes es una realidad. Para los medios, exigir responsabilidades a las instituciones públicas no es sencillo. Identificar a los responsables de una catástrofe ambiental —como las inundaciones de 2023 y sobre todo la de 2024— es un reto que incomoda a mucha gente.
Cuando ideamos Vale Vivo, éramos conscientes de esto. La infraestructura planeada, con cámaras de video en tiempo real para monitorear las regiones, también representaba un presupuesto imposible para A Hora.
La llegada del International Fund For Public Interest Media (IFPIM) como socio estratégico, con su financiamiento flexible para el periodismo independiente de A Hora, fue clave para que el proyecto se hiciera realidad. Sin el apoyo de IFPIM, el Proyecto Vale Vivo hubiera sido mucho más modesto y probablemente con resultados mucho menores. En la etapa de prueba de las cámaras, logramos que se completara la construcción de un puente por donde pasan 15,000 personas cada día. La obra estaba parada y los plazos de entrega se estaban aplazando una y otra vez. Instalamos una cámara para monitorear el proyecto y, milagrosamente, la obra estuvo lista un mes después.
En el periodismo y el activismo, las ideas surgen. Algunas son sencillas de hacer realidad, solo requieren buena voluntad e inteligencia. Pero hay otras que piden inversión, y no siempre los medios pueden contar con ello. Sin dudas, si tuviéramos fondos disponibles para implementar buenas ideas, tendríamos un mundo mejor gracias al periodismo de calidad. Crear un espacio para intercambiar ideas entre activistas y periodistas también sería una estrategia simple y fácil para mejorar el mundo.
Conoce más sobre el Proyecto Vale Vivo aquí. Puedes contactar a Eduardo Tessler enviando un correo a tessler@midiamundo.como visitando superfil en LinkedIn.
Este artículo, contado a Gugulethu Mhlungu, se editó levemente para mayor claridad. La serie 2025-2026 In My Own Words es parte de los contenidos financiados por subvención de Global Citizen.