Por qué es importante para los Global Citizens
La pobreza menstrual es la falta de acceso a los recursos, información e infraestructura para manejar la menstruación. Garantizar a las mujeres que menstrúan la posibilidad del manejo de sus periodos es esencial para erradicar la pobreza extrema. Puedes unirte a nosotros y tomar medidas en este asunto aquí.

La Ciudad de México impuso una prohibición sobre el uso del plástico no reutilizable, el primero de enero de este año. Como consecuencia, abastecer las estanterías de los comercios con tampones que llevan aplicador de plástico se volvió ilegal para los vendedores, según el Financial Times.

Cuando la Secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México, Mariana Robles, implementó por primera vez la prohibición, afirmó que los plásticos de un solo uso no eran artículos de primera necesidad. Los habitantes de la ciudad se sorprendieron cuando los tampones desaparecieron en enero y señalaron que otros productos que usan más empaque aún están a la venta.

La decisión formó parte de la agenda ambiental dirigida por la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, la primera mujer alcalde elegida de la ciudad, y quien asumió el cargo en 2018. Sheinbaum ha trabajado con los fabricantes para presionar por el uso de aplicadores sostenibles, pero el COVID-19 desaceleró los esfuerzos. 

Algunos productos menstruales sí contribuyen bastante al problema del plástico en el mundo. Un tipo de plástico fabricado de manera industrial para las toallas sanitarias desechables requiere de 500 a 800 años para degradarse, según la organización One Future Collective. Muchos tampones usan aplicadores de plástico y una sola persona puede generar hasta 136 kilogramos de desecho no biodegradable en sus años de menstruación.

Los tampones sin aplicadores no son fáciles de encontrar en la Ciudad de México y son bastante más caros en línea, lo que pone a muchas mujeres en aprietos. Periodistas del periódico Milenio no pudieron encontrar productos menstruales en ninguna tienda en la Ciudad de México, pero los localizaron a la venta en áreas aledañas, según el Mexico News Daily. 

Las activistas a favor de una menstruación digna han argumentado que si bien apoyan la iniciativa ambiental, el gobierno debería eliminar los tampones gradualmente en lugar de desaparecerlos de repente. 

“Debieron asegurarse de que había tampones disponibles con aplicadores que usan una alternativa al plástico, a un precio asequible, antes de retirarlos”, afirmó al Financial Times Anahí Rodríguez, vocera de la organización Menstruación Digna, una organización que también lucha por eliminar el impuesto sobre los tampones en la Ciudad de México que grava los productos menstruales como artículos de lujo con 16%. 

Los legisladores han promovido productos menstruales alternativos como una solución pero las detractoras recurrieron a las redes sociales para echar abajo la sugerencia. Si bien las toallas son otra opción, a menudo también utilizan plástico y algunas mujeres afirman que no son tan cómodas, en especial cuando se trata de actividades físicas. Las copas menstruales y la ropa interior menstrual son más sostenibles y económicas a largo plazo pero cuestan más al inicio, lo que quizás no sea una opción viable especialmente cuando más personas están cayendo en la pobreza durante la pandemia del COVID-19. 

Lilian Guigue, directora general de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la Secretaria del Medio Ambiente de la ciudad, afirma que la prohibición fue anunciada con suficiente antelación y apoya la decisión.

“Todos tenemos que hacer nuestra parte... Si no hacemos un esfuerzo con los productos que consumimos, no solo estamos destruyendo nuestro futuro sino el de todas las generaciones posteriores a nosotros”, afirmó Guigue. 

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Combate la pobreza

La prohibición del plástico de un solo uso en la Ciudad de México causa escasez de tampones

Por Leah Rodriguez  y  Adam Critchley