Por qué es importante para los Global Citizens
Los niños vulnerables que viven en la pobreza necesitan acceso a la educación para superar sus circunstancias económicas y mejorar su salud. Para ponerle fin a la pobreza, debemos asegurarnos de que la próxima generación pueda aprender. Puedes unirte a nosotros y actuar aquí.

Un niño que crece en un hogar de bajos ingresos podría tener una peor memoria después de los 50 años, informó The Atlantic.

Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) publicó un nuevo estudio sobre la correlación entre el estado socioeconómico y la salud. Los investigadores observaron una base de datos de 24,066 personas en los Estados Unidos. Más de 50 de ellos tenían una función cognitiva que se había medido cada dos años desde 2004 hasta 2015 con pruebas de memoria. Encontraron que las personas que crecieron en hogares más ricos obtuvieron mejores resultados a medida que envejecían.

Investigaciones anteriores han demostrado que hay tres factores a considerar cuando se examina cómo la pobreza infantil afecta el cerebro, pero PNAS encontró que podrían trabajar juntos y afectar el funcionamiento cognitivo en la edad adulta.

El primer factor es la exposición a experiencias enriquecedoras. Los niños que crecen en familias de bajos ingresos, por ejemplo, podrían perderse actividades extracurriculares que estimulan cognitivamente y que conducen a un desarrollo cerebral más avanzado en el futuro.

Luego están los diferentes caminos que siguen las personas debido a su situación financiera. Aquellos que crecen en familias de bajos ingresos, en general, tienen mayores dificultades para asistir a las mejores universidades, obtener empleos competitivos o tener una mejor calidad de vida que proteja la salud del cerebro.

Por último, ciertas experiencias dañinas en la infancia tienen efectos duraderos a largo plazo. Cuando se acumulan los traumas infantiles, empeora el rendimiento académico, lo que eventualmente causa un deterioro cognitivo. Con 1 de cada 5 niños viviendo en áreas de conflictos y guerras, esto pone en riesgo a una parte significativa de una generación.

El informe de PNAS muestra que todos estos factores pueden contribuir a una disminución en el funcionamiento cognitivo, y aunque en algunos casos se tenga una ventaja y se logre salir adelante, esto no cancela el impacto. Por ejemplo, si un niño de un hogar de bajos ingresos va a la universidad, eso no significa que sea inmune a la pérdida de memoria en la vejez si también experimentó un trauma.

Mientras que las personas con una infancia más adinerada que participaron en el estudio tenían un nivel más alto de habilidades cognitivas, sí vieron una disminución más rápida de sus capacidades cognitivas más adelante en la vida. Si la función cerebral y la memoria se descomponen sin importar el estado económico, PNAS dijo que el objetivo debería ser posponer el declive el mayor tiempo posible.

El informe ofrece sugerencias para prevenir el deterioro cognitivo en la edad adulta, como alentar a los niños de bajos ingresos a obtener una educación superior y sacarlos de la pobreza.

Con 72 millones de niños en todo el mundo viviendo en la pobreza que no están en la escuela, estas acciones podrían ayudar a dar a toda una generación a tener un futuro más prometedor.

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Por Erica SánchezPia Gralki  y  Leah Rodriguez