La comunidad LGBTI global tiene una larga historia de activistas que hacen sacrificios para impulsar el movimiento hacia la igualdad de derechos.

En 1967, el prolífico poeta Ifti Nasim emigró de Pakistán a los Estados Unidos, para evitar la persecución por su sexualidad como hombre gay. Nasim continuó escribiendo poesía de temática gay en urdu, la primera de su tipo. Fue alabado por su trabajo pionero, y aún hoy se lo ve como un ícono en la comunidad LGBTI.

En 1969, los primeros disturbios y protestas en Stonewall en la ciudad de Nueva York, fueron considerados el catalizador del movimiento por los derechos de los homosexuales en los Estados Unidos. Una de las primeras en lanzar ladrillos a modo de protesta contra la brutalidad policial fue Sylvia Rivera, quien se identificó como una extraña latina drag queen, que luchó vigorosamente por los derechos de las personas transgénero. Su trabajo continuó después de Stonewall, junto con la activista disruptora Martha P. Johnson, una mujer negra trans. Juntas, iniciaron el movimiento Street Transvestite Action Revolutionaries (STAR) para brindar apoyo y alojamiento a jóvenes queer y sin hogar en la ciudad de Nueva York.

En 1990, Johannesburgo, Sudáfrica, celebró su primera Marcha del Orgullo como resultado del incansable trabajo de la Organización de Gays y Lesbianas de Witwatersrand (GLOW) y de Simon Nkoli. Nacido en Soweto, Nkoli fue un luchador anti apartheid por la libertad y un activista de los derechos de los homosexuales y el VIH / SIDA, hoy considerado una de las principales figuras LGBTI en la historia de Sudáfrica. Su activismo ayudó a garantizar los derechos LGBTI como parte de la plataforma del Congreso Nacional Africano y en las leyes de toda Sudáfrica.

Este año, mientras celebramos el 50 aniversario de Stonewall, debemos honrar el sacrificio y las acciones tomadas por activistas como Nasim, Rivera, Johnson y Nkoli, entre tantos otros. Su trabajo para luchar en nombre de tantas personas vulnerables en la comunidad LGBTI debe servir como un testimonio de dónde estamos como comunidad, pero también del trabajo que queda por delante.

Es por eso que este Mes del Orgullo, Global Citizen está lanzando una campaña, apoyada por nuestros socios de Coty, bajo el lema #LeaveNoOneBehind para asegurarnos de que nadie quede atrás en nuestra lucha para ponerle fin a la pobreza extrema, especialmente para aquellos que forman parte de la comunidad LGBTI.


El próximo año, 2020, se cumplen 10 años para que el mundo alcance los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Estos objetivos exigen el fin de la pobreza extrema y el logro de hambre cero; eliminando enfermedades y asegurando agua limpia y saneamiento para todos; abordar el cambio climático y garantizar la paz en la era digital; y así como las garantías de que todos tengan derecho a una educación, especialmente mujeres y niñas. Estos son solo algunos de los objetivos que el mundo pretende alcanzar para 2030.

A medida que abordemos estos problemas globales, debemos garantizar que la comunidad LGBTI esté incluida en esta lucha. Hay una serie de barreras que siguen impidiendo que las personas LGBTI participen plenamente en la economía mundial. Algunas de estas barreras incluyen la discriminación basada en la orientación sexual y/o identidad de género de una persona; falta de acceso a recursos de salud, incluidos medicamentos contra el VIH, hormonas, cirugía de confirmación de género y pruebas y tratamiento de ETS; y las leyes que impiden el acceso a los documentos legales y de identificación correctos.

Las personas transgénero tienen 49 veces más probabilidades de vivir con el VIH que la población general, y esta tasa es más alta para las mujeres transgénero de color. Una persona joven nacida como LGBTI tiene más de un 50% de probabilidad de ser acosada en la escuela, con 1 de cada 3 personas que faltan a clases o abandonan por completo. En general, es probable que las personas LGBTI estén representadas en exceso en el 40% inferior, el objetivo del Banco Mundial para la prosperidad compartida, de las personas que viven en la pobreza en todo el mundo.

Que esta disparidad aumente significa que las personas LGBTI están constantemente excluidas de la fuerza laboral, los mercados, los servicios y otros espacios, lo que los inhibe de la inclusión social y la movilidad económica. Esta exclusión limita su participación en la economía global, lo que lleva a un mayor sufrimiento y dificultades para los miembros de la comunidad LGBTI.

En nuestra lucha por lograr un mundo más equitativo y próspero, corremos el riesgo de dejar atrás a los más vulnerables. Por eso, creemos que es de suma importancia, en nuestra lucha para librar al mundo de la pobreza, garantizar que la comunidad LGBTI esté incluida.

Este Mes del Orgullo, y hacia adelante, debemos volver a comprometernos en la lucha por la justicia social y la igualdad para todos, y asegurarnos de que nadie se quede atrás en la misión de ponerle fin a la pobreza extrema.

Es hora de que la comunidad global se ponga de pie y tome una posición contra el odio y la intolerancia. Los Global Citizens deben pedirle a los líderes mundiales que reduzcan las desigualdades en el lugar de trabajo, en el cuidado de la salud y en la escuela, y luchen por la plena participación en la economía global de la comunidad LGBTI. Con los ojos puestos en el 50 aniversario de Stonewall, debemos exigir la inclusión de las personas LGBTI en todo el mundo.

Traducción: Erica Sánchez

Advocacy

Exige igualdad

Las personas LGBTI corren el riesgo de quedarse atrás en la lucha contra la pobreza extrema. Asegurémonos de que no lo estén.

Por Anthony Alfano