Kristal Ambrose es la fundadora del Movimiento del Plástico de las Bahamas y a menudo se le reconoce como la persona que convenció a las Bahamas de eliminar los plásticos de un solo uso, tras años de promoción, en una prohibición que entró en vigor en enero de 2020.

Ha sido galardonada con el Premio de la Fundación Medioambiental Goldman en 2020 por su labor de defensa. Actualmente reside en Suecia, donde estudia para obtener un doctorado centrado en las amenazas de los desechos marinos y las soluciones para la región del Caribe.

Aquí, escribe sobre por qué decidió trabajar para proteger los océanos de las Bahamas a través de su trabajo.

Puedes leer más de la serie En mis propias palabras aquí.


Soy Kristal Ambrose —también conocida como Krista Ocean—, una chica isleña amable, divertida, desenfadada y jovial que ama la naturaleza, el océano y ha dedicado su vida a protegerlo, concretamente de la contaminación por plástico.

Soy muy optimista. Me encanta reír y ver a los demás felices. Por eso me importan mi salud y mi bienestar, el estado y la salud del medio ambiente, y el bienestar de mi familia y mis amigos.

Crecer en las Bahamas fue divertido. Tenía todo lo que necesitaba: comida, amor y techo. Pasaba mucho tiempo con mi familia y seguido iba a la playa. La educación era una prioridad en mi casa, así que tuve que estudiar mucho. Tuve grandes amigos desde la escuela primaria hasta la secundaria, crecí con ambos padres y pasaba los fines de semana en casa de mis abuelos. Lo describiría como una típica educación caribeña basada en los modales y el respeto, un pueblo de familiares y amigos que te cría con acceso a la naturaleza y te da una gran cantidad de recuerdos.

No me propuse convertirme en activista medioambiental, pero simplemente amaba el océano y la naturaleza, y ese amor y esa pasión se tradujeron en activismo. Así que la activista quizás estaba latente en mi interior y surgió a través de la conversación y la conexión con otros para compartir mensajes de protección de la tierra.

El Movimiento por el Plástico de las Bahamas, que fundé, sostiene que a través de la investigación, la educación, la ciencia ciudadana y el cambio de políticas, podemos crear un entorno marino y terrestre saludable libre de contaminación por plástico. Nuestra misión es construir una comunidad de educación y activismo en torno a la contaminación por plásticos, y lo hacemos implicando a los jóvenes y a las comunidades de las Bahamas y del mundo entero.

Al empoderar a los bahameños para que contribuyan a la ciencia ciudadana práctica y al liderazgo medioambiental, pretendemos hacer evolucionar las mentalidades y desencadenar las prácticas culturales que serán fundamentales para ejecutar los cambios a nivel político y prever unas Bahamas en las que un público comprometido haya creado una nación libre de desechos plásticos.

Image: Courtesy of Kristal Ambrose

El año pasado, Bahamas se convirtió en la región más reciente en empezar a eliminar los plásticos de un solo uso y los envases de alimentos de espuma de poliestireno. Suena muy sencillo al escribirse, pero fue la culminación de años de investigación, educación, activismo juvenil y ciencia ciudadana en torno a la contaminación plástica que se administró a través del Campamento de Verano de Educación sobre la Contaminación Plástica y Conservación de los Océanos (#plasticcamp) del Movimiento del Plástico de Bahamas, que comenzó en 2014.

No fue hasta el verano de 2017 cuando decidimos emprender la prohibición de las bolsas de plástico en las Bahamas. Durante este tiempo, los estudiantes crearon un vídeo de llamada a la acción para los líderes de la nación, pidiendo su ayuda para prohibir las bolsas de plástico en el país. El vídeo era estupendo, pero sabía que no era suficiente. Ese otoño, en diciembre de 2017, decidí organizar un taller de activismo juvenil para dotar tanto a los estudiantes como a mí misma de las herramientas necesarias para abordar las medidas políticas enfocadas a la prohibición del plástico de un solo uso. Nos reunimos durante tres días durante los que estudiamos políticas de reducción de contaminación por plásticos de distintos países y trabajamos con un científico social que nos enseñó a hacer encuestas para medir las actitudes y percepciones de los habitantes en relación con la prohibición de los plásticos de un solo uso.

También trabajamos con una abogada local que nos enseñó cómo funcionaba la legislación en las Bahamas y qué debíamos tener en cuenta a la hora de redactar un proyecto de ley. Con su orientación y basándonos en los datos recogidos en nuestras encuestas y estudios, redactamos un proyecto de ley sobre lo que podría ser un impuesto sobre las bolsas de plástico para las Bahamas. Empezamos con esta fruta fácil para atraer a nuestro ministro de Medio Ambiente. Una vez que obtuvimos la confirmación de una reunión con el ministro, volamos desde Rock Sound, Eleuthera, hasta la capital del país, Nassau, Nueva Providencia, para una reunión programada con el ministro donde expusimos nuestro proyecto de ley y la necesidad urgente de que Bahamas actúe ya contra el plástico de un solo uso.

Nuestros estudiantes, conocidos como #plasticwarriors, tenían entre 10 y 14 años y hablaron al poder con seguridad, elocuencia y pasión de la verdad durante la reunión, pidiendo un cambio e incluso cantando al ministro: "Somos el cambio, somos la solución, podemos arreglar esta contaminación por plástico".

El ministro reveló que él y su equipo estaban trabajando en una prohibición, pero que ver a los estudiantes pidiendo apasionadamente por su futuro le hizo arder de emoción para impulsar la prohibición más rápidamente. Esta intervención política es importante porque, como pequeño estado insular en desarrollo, Bahamas es susceptible de recibir flujos de residuos en nuestras costas que son desproporcionados con respecto a nuestro nivel de consumo y producción de plástico. Y los residuos que sí generamos en el país carecen de sistemas adecuados de gestión, por lo que políticas como esta son un paso en la dirección correcta hacia la reforma.

La prohibición entró en vigor el 1 de enero de 2020 y se aplicó plenamente el 1 de julio de 2020 para prohibir que las bolsas de plástico de un solo uso, pajillas, utensilios de comida; vasos y recipientes de comida de espuma de poliestireno sean "importados, distribuidos o vendidos en cualquier lugar de la Mancomunidad de las Bahamas".

Ahora que la prohibición fue promulgada también me gustaría ver una menor dependencia de los combustibles fósiles, así como mayor adopción y dependencia de la energía solar y eólica para abastecer de energía a nuestro país, que tiene un exceso de sol durante la mayor parte del año. Dado que el cambio climático sigue intensificándose, como ya hemos visto durante el huracán Dorian en 2019, la tormenta más fuerte y mortífera que ha azotado nuestra nación, tenemos que empezar a pensar en unas Bahamas adaptables al clima que aborden y apliquen medidas para mitigar el cambio climático.

Y podemos empezar con pequeñas acciones, como evaluar primero tu huella para averiguar qué artículos de un solo uso utilizas mucho y empezar por ahí. Rechazar las bolsas de plástico, las botellas de agua y cambiarlas por otras reutilizables es otro buen punto de partida. Lo que hagas no tiene por qué ser nada lujoso ni supercaro: ubícate y utiliza lo que tienes. Toma un utensilio metálico de casa y guárdalo en tu bolso para evitar los plásticos de un solo uso, guarda tu tarro de cristal para la pasta y conviértelo en una taza o en un recipiente para almacenar alimentos. Di: "Pajilla de plástico no, por favor" cuando cenes fuera y llévate una reutilizable.

Las posibilidades son infinitas; sólo tienes que empezar.

Image: Courtesy of Kristal Ambrose


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Defiende el planeta

Así convencimos a las Bahamas de eliminar los plásticos de un solo uso junto a un grupo de jóvenes activistas

Por Kristal Ambrose