Por Esther Ndumi Ngumbi, University of Illinois at Urbana-Champaign
Traducción: Erica Sánchez

Los insectos podrían cambiar las reglas del juego y ayudar a combatir la inseguridad alimentaria para alcanzar el hambre cero.

Comer insectos puede ayudar a combatir el hambre y la inseguridad alimentaria. Son una fuente fantástica de nutrientes ya que contienen muchas proteínas, y un alimento perfecto en momentos en que la producción de cultivos alimentarios básicos de África, como el maíz, falla debido a los cambios en el clima, las sequías o el daño de las plagas de insectos.

Comer insectos es una práctica antigua que todavía prevalece en la actualidad. Cerca de 2 mil millones de personas, más de una cuarta parte de la población mundial, comen insectos. La mayoría vive en África, Asia y América Latina.

Los insectos deben aprovecharse como una excelente herramienta para combatir el hambre y la desnutrición porque son abundantes, saludables, y su huella de carbono es menos impactante. Además, pueden ofrecer incluso una gama de oportunidades de negocios.

¿Por qué comer insectos?

Abundantes: los insectos son abundantes en África. El continente es hogar de más de 1900 especies de insectos comestibles, en su mayoría escarabajos, orugas, saltamontes, avispas y hormigas.

Los insectos se reproducen rápidamente y tienen altas tasas de crecimiento. Pueden alcanzar la madurez en menos de un mes y la mayoría toman tres semanas o menos para completar su ciclo de vida. Al mismo tiempo, los insectos agrícolas no requieren de mucha tierra y agua como lo hace la agricultura tradicional.

La agricultura de insectos ya está ocurriendo en África. En Kenia, por ejemplo, los grillos se producen en cubos y cajas donde las hembras adultas ponen huevos fertilizados bajo un algodón húmedo. Después de un mes, los huevos se convierten en ninfas que se alimentan de vegetales, harina de soja y agua. El proceso toma tres meses para que los grillos maduren en la etapa adulta. En Zimbabwe, Mopane Worm Enterprises cultiva árboles sobre los cuales la polilla pone sus huevos. Estos luego eclosionan y las larvas se alimentan de las hojas. Es en esta etapa que el gusano Mopane es cosechado.

Saludables: los insectos pueden servir como fuentes alternativas sostenibles de proteínas y otros nutrientes. Los insectos son ricos en aminoácidos esenciales y proteínas. A veces son superiores a las fuentes de proteínas tradicionales, incluyendo carne de res, pollo, cabras y ovejas. Los beneficios nutricionales pueden variar de una especie de insecto a otra. Por ejemplo, el grupo de insectos Orthoptera, que contiene saltamontes, produce el mayor contenido de proteínas.

Mejor para el medio ambiente: la agricultura y la ganadería, son las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero. A diferencia de la agricultura, los insectos producen muchos menos gases de efecto invernadero: una décima parte del metano y una centésima parte del óxido nitroso.

Fabricantes de dinero: Los insectos proporcionan una oportunidad para que los empresarios piensen fuera de la caja. Millones de africanos ya los están comiendo y se podrían desarrollar nuevos negocios. Se pueden comer tal cual son o se pueden procesar, por ejemplo, en proteínas en polvo y servir como suplementos. Ya se han lanzado varias empresas nuevas que se centran exclusivamente en la producción de insectos para la alimentación humana y animal. Países como Holanda, Sudáfrica o Kenia están comprometidos.

Evidencia

La alimentación a base de insectos está muy extendida en África.

En Costa de Marfil, una encuesta reciente informó que más del 59% de los encuestados comían insectos. Del mismo modo, en Zimbabwe, una encuesta reciente informó que la mayoría de las personas encuestadas habían comido insectos. El consumo se produce principalmente en las zonas rurales, más que en las ciudades.

En Sudáfrica, comer insectos es normal. Encabezando la lista está la oruga Mopane, un manjar que también se come en otros países africanos, como Zimbabwe y Namibia.

En Kenia, los agricultores y los empresarios están recurriendo cada vez más a comer insectos para combatir el hambre. Las termitas, por ejemplo, están siendo consumidas por familias de pequeños agricultores para complementar las comidas debido a las cosechas fallidas. Los agricultores también están criando insectos para vender en los mercados locales. Una encuesta reciente en Kenia, mostró que más del 80% de los encuestados dijo que comían insectos, con las termitas y moscas de lago encabezando la lista. Otros incluyen saltamontes, langostas, hormigas y grillos.

Aprovechar los insectos para combatir el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición no es una oportunidad sin desafíos.

El manejo de los insectos necesita de una cuidadosa atención y manejo. Esto incluye la regulación de la temperatura, la humedad y el cumplimiento de altos estándares de higiene, ya que los insectos son muy susceptibles a las infecciones microbianas y bacterianas. Por el momento no hay leyes que gobiernen sobre esto. También se debe establecer una nueva legislación para garantizar que los empresarios que deciden aventurarse en el cultivo de insectos mantengan los estándares adecuados de higiene y alimentación.

Además, entre otros desafíos estarán las sequías vinculadas al cambio climático.

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