Por qué los Global Citizens deberían preocuparse
Los plásticos de un solo uso amenazan los ecosistemas oceánicos en todo el mundo y la contaminación que las flotas pesqueras dejan en el mar es una fuente importante del problema. Puedes unirte a nosotros para tomar acciones sobre este tema aquí.


Ciudades y empresas en todo el mundo ya están tomando medidas para reducir la utilización de sorbetes de plástico y otros elementos plásticos de un solo uso. Sin embargo, una de las fuentes menos conocidas de contaminación plástica océanica son los artículos de pesca perdidos y abandonados. Esto es lo que más daño está causando a los ecosistemas submarinos, informó recientemente el Huffington Post.

Los sorbetes de plástico representan menos del 1% de los desechos plásticos en los océanos del mundo, mientras que los residuos fantasma liberados por la actividad pesquera (redes y trampas de plástico desatendidas) representa apróximadamente el 10%. Se estima que solo los barcos de pesca comercial dejan más de 700,000 toneladas de residuos plásticos cada año.

Muchas de esas piezas abandonadas se convierten en trampas mortales flotantes que capturan peces y otras criaturas marinas en un fenómeno conocido como “pesca fantasma”. Se estima que entre 30 y 40 animales marinos pueden ser víctimas de solo una de estas redes desatendidas, un problema que cada año mata a más de 100,000 ballenas, leones marinos y focas.

La pesca fantasma tiene serias consecuencias para los animales marinos, pero por otra parte también representa una amenaza económica importante para las comunidades que dependen de la pesca para su sustento. A medida que se agotan las reservas de pesca, en aproximadamente un 5% a 30% en algunas áreas, se utilizan más redes, lo que crea un circuito de retroalimentación que genera daños en los ecosistemas locales.

Healthy Seas, una iniciativa global que trabaja para eliminar los desechos plásticos de los océanos y los recicla para convertirlos en productos textiles, ha comenzado a trabajar para resolver este problema.

Recientemente un equipo de voluntarios de Healthy Seas recuperó una red fantasma de tres toneladas y alrededor de 2 metros de largo en la costa de las Islas Eolias, cerca de Sicilia. El esfuerzo fue patrocinado por Aquafil, una compañía italiana que planea reciclar la red para convertirla en Econyl, un tipo de nylon regenerado.

"No hay razón para que estas redes continúen contaminando el mar", dijo Giulio Bonazzi, CEO de Aquafil al HuffPost. "Deberíamos poder reciclar el 100% de las redes. Tenemos la capacidad, tenemos la tecnología".

En todo el mundo, muchas organizaciones de base están abordando el tema de las redes fantasma y están encontrando formas innovadoras de recuperar y reutilizar las redes de pesca.

En las Filipinas, muchas comunidades están comenzando a colaborar con NetWorks, un equipo de conservación con sede en Londres, para transformar las redes de pesca abandonadas en alfombras, según informó National Geographic.

Según informes publicados por National Geographic, en India los pescadores también están convirtiendo el problema de los desechos plásticos en una oportunidad para el reciclaje y la innovación. Por ejemplo, en muchos casos utilizan la basura para crear carreteras de un modo en el que abordan las necesidades de infraestructura mientras que limpian los cuerpos de agua de la zona.


Sea Change, por ejemplo, fue una campaña de la World Animal Protection que tuvo como objetivo salvar a un millón de animales para 2018 trabajando a través de esfuerzos para reducir las redes fantasma y el sufrimiento que causan. La organización también pidió que se identifiquen todos los equipos comerciales de pesca para 2025. De ese modo cada flota pesquera deberá hacerse responsable de sus desechos.

“Es importante que exista un registro global de las redes de pesca. Cuando las comunidades de pescadores compran sus redes deberían registrarse para que, cuando el equipo ya haya cumplido su vida útil, sean responsables de devolverlo para su reciclaje”, le dijo Bonazzi de Aquafil al Huffington Post.

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Por Erica Sánchez  y  Sophie Maes