Por qué deberían preocuparse los Global Citizens

Más de 5 millones de mujeres, niños y adolescentes mueren cada año de enfermedades prevenibles alrededor de 50 países. El programa de financiamiento global, Global Financing Facility (GFF) fue lanzado en 2015 con el fin de ayudar a ponerle fin a estas muertes. El próximo 6 de noviembre Noruega será copatrocinadora de la reposición de este programa con el fin de recaudar $2 mil millones en nueva ayuda para el período 2018-2023. Como Global Citizens jugamos un papel crucial en asegurarnos de que estas metas se cumplan. Puedes tomar acción sobre este tema aquí.


La educación sexual es el comienzo para lograr la igualdad de género y que las niñas tengan las mismas oportunidades que los niños.


El acceso a la información y una buena educación sexual son la clave para garantizar la salud de sus hijos.

Cuando las niñas son educadas tienen la capacidad de reconocer signos de enfermedad y buscar ayuda inmediata. De hecho, entre 1990 y 2009, 2,1 millones de niños menores de 5 años se salvaron gracias a las mejoras implementadas en la educación de las niñas.

Además, luego de recibir educación sexual integral, las adolescentes y mujeres tienen menos probabilidades de contraer VIH. Los datos indican que las niñas que recibieron educación permanecen en la escuela y esto evita que se casen siendo demasiado jóvenes.

La importancia que la escuela secundaria tiene para niñas y adolescentes es extremadamente vital, ya que es allí cuando muchas corren el riesgo de sufrir violencia o abuso sexual. Es por esto que permacener dentro del entorno educativo les proporciona un entorno seguro que, a su vez, retrasa las posibilidades de un matrimonio temprano.

Cuando una niña es obligada a contraer matrimonio a una edad temprana, a menudo se la obliga a tener relaciones sexuales, lo que las lleva a embarazos tempranos.


Para muchas jóvenes un embarazo temprano no solo limita su futuro potencial y la posibilidad de una carrera profesional lo que en última instancia significa independencia a futuro, sino que además es un riesgo, ya que en muchos casos el cuerpo de una niña adolescente no está preparado totalmente para dar a luz.  


Las madres adolescentes a menudo se enfrentan a mayores riesgos de complicaciones durante el embarazo y parto que pueden ser fatales, como la eclampsia o infecciones. Estas situaciones no solo ponen a la madre en una situación de grave peligro, sino que también le dan al niño un riesgoso comienzo de vida.

Los abortos realizados en situaciones riesgosas también pueden conducir a problema de salud para toda la vida.

Según un informe de la UNESCO de 2011, los niños nacidos de madres que recibieron una mejor educación, tienen más del doble de probabilidades de sobrevivir después de los 5 años.

Es por eso que capacitar a niños y niñas con una correcta educación sexual para que aprendan a conocer sus cuerpos, también enseña a ambos sexos a respetarse mutuamente.

"A medida que los niños y los hombres ven a las niñas más educadas será más probable que abandonen sus percepciones arcaicas sobre las mujeres como objetos sexuales y ligadas a la estructura de un papel solo en el hogar”, escribió en The Guardian Chernor Bah, activista de educación global y ex refugiado de Sierra Leona.

Es por eso que el futuro de la humanidad comienza con las madres. Mujeres y madres educadas pueden reforzar el valor de la educación para sus hijos.

Invertir en la educación de las niñas no es solo una inversión en su seguridad personal, sino una inversión en la seguridad de la sociedad en general. Padres educados tienen menos probabilidades de permitir que sus hijos se unan a movimientos extremistas como Boko Haram o los talibanes, según escribió Bah.

Cuando a las mujeres se les proporcionan las mismas oportunidades que a los hombres, es el conjunto social el que se beneficia. Si las mujeres jóvenes tienen la posibilidad de vivir vidas más saludables, tendrán hijos más saludables y le brindarán mejores oportunidades a su comunidad, y la sociedad en su conjunto será beneficiada.

Advocacy

Combate la pobreza

La educación sexual es clave para lograr equidad de género y salud global para todos

Por Erica Sánchez  y  Diana Duong