Agricultoras al frente de la batalla: Las cosechas de cacao en México se recuperan gracias a mujeres como ésta

Autor: Adam Critchley

Meghan Dhaliwal for Global Citizen

Yaneth Zavaleta Padilla es una agrónoma mexicana que supervisa a 120 pequeños agricultores, quienes cultivan cacao, plátano macho y aceite de palma en los estados de Tabasco y Chiapas. 

De 42 años y madre de dos hijas, Yaneth brinda asesoramiento técnico como parte del programa Agrovita, una colaboración entre Fundación PepsiCo y Proforest, organización sin fines de lucro con sede en Reino Unido que implementa prácticas de producción agrícola y el suministro responsable.

Su asesoramiento técnico es sin duda práctico.

Yaneth viaja desde su casa en Pichucalco, Chiapas, a pueblos remotos y ranchos por carreteras en estado de conservación deficiente que serpentean a través de colinas frondosas, utilizando el transporte público escaso y, en algunas ocasiones, desplazándose a caballo para llegar a las parcelas de cacao más inaccesibles. El trayecto también involucra caminar largas distancias por terrenos montañosos y soportar las temperaturas tropicales todo el año.

Rosa María Domínguez Díaz, agricultora y productora que trabaja con AgroVita, en una parcela de tierra de Marilu González Méndez en el Ejido la Catedral de Chiapas, Ostuacán, Chiapas el 24 de marzo de 2023.Rosa María Domínguez Díaz, agricultora y productora que trabaja con AgroVita, en una parcela de tierra de Marilu González Méndez en el Ejido la Catedral de Chiapas, Ostuacán, Chiapas el 24 de marzo de 2023.
Image: Meghan Dhaliwal for Global Citizen

Agrovita, creada en 2021, tiene como objetivo impulsar la productividad de 900 agricultores durante tres años a través de acciones que mejoren la seguridad alimentaria de sus comunidades, al implementar prácticas regenerativas agrícolas en casi 12,140 hectáreas. El programa también tiene como finalidad asegurar que 50% de sus beneficiarios sean mujeres. 

La agricultura regenerativa involucra evitar la erosión del suelo, reducir el uso de pesticidas y fertilizantes químicos para mejorar la calidad de la tierra, a través del uso de composta natural con el fin de incrementar el volumen mineral del suelo y mantener la diversidad de los cultivos.

Desde su creación, Agrovita ha creado 12 parcelas modelo, nueve huertos comunitarios, nueve sistemas de recolección pluvial y almacenamiento de agua comunitario, que benefician a 211 comunidades.

Mujeres en la agricultura

Yaneth Zavaleta Padilla (tercera desde la derecha) habla con un grupo de agricultores y miembros de la comunidad en el Ejido la Catedral de Chiapas, Ostuacán, Chiapas el 24 de marzo de 2023.Yaneth Zavaleta Padilla (tercera desde la derecha) habla con un grupo de agricultores y miembros de la comunidad en el Ejido la Catedral de Chiapas, Ostuacán, Chiapas el 24 de marzo de 2023.
Image: Meghan Dhaliwal for Global Citizen

Yaneth entró a Proforest en 2021, lo que implicó desplazarse de su pueblo natal en el centro del estado de Chiapas, a Pichucalco, a cinco horas de distancia en coche. 

Los trayectos largos en autobús no eran nada nuevo para la agrónoma que salió de su pueblo natal de adolescente a Texcoco, una localidad al noreste de la Ciudad de México, para estudiar en la Universidad Autónoma Chapingo, la universidad de agronomía más prestigiosa del país.

“Es una vida de sufrimiento, la de la mujer campesina”, dijo Yaneth a Global Citizen. Mi papá era agricultor y estudié en escuelas rurales, un poco aislada de la civilización. Me enseñaron a ser ama de casa, hacer tortillas y cocinar, lavar ropa. ‘Prepara a tus hijas para que sean amas de casa, por la cultura que tenemos’, me decía mi papá.

Pero Yaneth tenía otras ideas y puso más atención a sus maestros que a su papá.

“En vacaciones me levantaba a las 3 o 4 de la mañana, y en la cosecha del frijol y maíz había muchos trabajadores en el rancho y teníamos que cocinar las 3 hermanas para ellos”, explica. Mis profesores en la telesecundaria decían ‘estudien’ y nos decían que había un mundo afuera y que saliéramos a conocerlo. Yo escuchaba acerca de los otros estados del país en la radio y veía aviones pasar”. 

Yaneth estudiaba por las tardes después de terminar los quehaceres del día en casa para presentar el examen de admisión de la universidad. 

“Se trataba de estudiar o quedarse allá para siempre. Era mi única oportunidad”, afirma.

Su padre quería que se quedara en casa para ayudar a su madre, mientras que su madre decía que sería mejor dejarla ir. Luego de aprobar el examen de admisión, obtuvo una beca para estudiar en Chapingo.

“Estoy muy agradecida con la universidad. Ni siquiera había utilizado una computadora o un microscopio”, afirma. “En un principio, reprobé todos mis exámenes, y les dije a mis compañeros de clase: ‘Ayúdenme, enséñenme a usar una computadora’. Soy la única de mis hermanas que fue a la universidad”.

Después de graduarse, Yaneth trabajó en el gobierno federal durante 17 años. Formaba parte de los programas de ayuda para los agricultores, antes de incorporarse a Proforest.

Actualmente, supervisa las cosechas de 120 pequeños propietarios. Cada uno cultiva en promedio tres hectáreas. 

Invertir en los pequeños agricultores

Daniel Lopez Gil (izquierda) y Vidal Casteñeda Villareal construyen camas de jardín para pequeños árboles de cacao y otras especies de plantas en la finca de cacao de Adan Gil Lopez en la región de Pichucalco, Chiapas, México el 23 de marzo de 2023.Daniel Lopez Gil (izquierda) y Vidal Casteñeda Villareal construyen camas de jardín para pequeños árboles de cacao y otras especies de plantas en la finca de cacao de Adan Gil Lopez en la región de Pichucalco, Chiapas, México el 23 de marzo de 2023.
Image: Meghan Dhaliwal for Global Citizen

Según el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), agencia de la ONU que se enfoca en la disminución de la pobreza y la inseguridad alimentaria en las zonas rurales a través del desarrollo agrícola y rural, es fundamental desarrollar la capacidad, productividad y participación de mercado de los pequeños agricultores para aumentar su contribución al crecimiento y la creación de empleos, la seguridad alimentaria y nutrición, y a las agendas del cambio climático y medioambientales.

“Invertir en la gente de zonas rurales es una solución a largo plazo para muchos de los problemas que enfrentamos ahora. El hambre, la pobreza, el desempleo juvenil y la migración forzada están profundamente arraigados en las zonas rurales. Todo se puede mejorar muchísimo al invertir en la agricultura a pequeña escala y el desarrollo rural incluyente”, afirma FIDA

En su trabajo cotidiano, Yaneth visita plantaciones para brindar ayuda técnica a agricultores.

“Algunos necesitan más ayuda que otros. A algunos los visito seis veces al año porque me necesitan”, dice.

Uno de estos agricultores es Adán Gil López, que cultiva cacao y a quien Yaneth describe como “un productor ejemplar” y a su parcela como “un rancho modelo”.

“Quisiera que mis 120 productores fueran como Adán. Tenemos modelos a seguir y los traigo para que él sea una fuente de inspiración. El tema es crear conciencia de las cosas. Así estamos haciendo conciencia para ayudar a estos campesinos y al planeta. Estos productores que no lo suelten. Nos ha costado mucho llegar a este nivel, así que queremos que esto continúe. Además de los cultivos, tenemos más de 50 indicadores para medir el progreso del programa, que incluye el impacto social”.   

Adan Gil Lòpez sostiene un gran árbol de caoba que da sombra a sus árboles de cacao en la región de Pichucalco, Chiapas, México,Adan Gil Lòpez sostiene un gran árbol de caoba que da sombra a sus árboles de cacao en la región de Pichucalco, Chiapas, México, el 23 de marzo de 2023. Gil cultiva y cosecha con un equipo de unas tres personas, incluido él mismo, y utiliza un sistema de compostaje para mantener su suelo sano.
Image: Meghan Dhaliwal for Global Citizen

Entre estos indicadores están: qué tan bien los agricultores han implementado las medidas ambientales, como las técnicas regenerativas; el impacto ambiental como la reforestación y el uso del agua; y qué tan bien las pautas de Agrovita se han seguido en aspectos como la erradicación del trabajo infantil y el respecto a los derechos humanos de los jornaleros.

Adán afirma que el programa Agrovita ha revitalizado la industria del cacao en México, que sufrió un retroceso en la década de 1990 con el brote del hongo monilinia. Los productores locales han podido luchar contra la enfermedad al sembrar variedades más resistentes y emplear la técnica del injerto, en la cual un portainjerto resistente al hongo se une a un esqueje para crear una planta más resistente. 

Lo anterior ha sido fundamental para que los agricultores eliminen las plagas dañinas de los cultivos, las cuales provocan que los agricultores recurran a otras cosechas, afirma Adán a Global Citizen.

“Amamos el cacao y queremos que tenga un auge aquí en Chiapas. Queremos que sobreviva, que sea rentable. Da mucha satisfacción ver el árbol produciendo”, dice.

“Es como un 50% y 50%, ellos ponen las plantas y yo las cuido. Tengo que devolver esta confianza, poner de mi parte. Como nuestros abuelos y papás nos enseñaron a cultivar cacao, nosotros queremos hacer lo mismo con nuestros hijos”.

Sin embargo, afirma que la demanda nacional por el cacao en México supera la oferta. Las importaciones son las que cubren la demanda.

“Pero debemos aprovechar que tenemos buenos suelos y que la producción aumenta. Sólo hace falta trabajar, es la única solución, trabajar la tierra. Aquí decimos que tomas chocolate para ser fuerte”.

Adán tiene una parcela de 5 hectáreas a 100 metros sobre el nivel del mar. Tierra óptima para el cacao, dice, del cual siembra cinco variedades. Estima que su producción es de 80%, lo que significa que por cada 100 vainas de cacao plantadas, cosecha 80. Cada árbol produce aproximadamente 150 vainas al año, que equivalen a cinco o seis kilos de cacao.

Un fruto de cacao en un árbol de cacao que crece en la parcela de tierra perteneciente a Adan Gil Lòpez, en la región de Pichucalco, Chiapas, México el 23 de marzo de 2023.Un fruto de cacao en un árbol de cacao que crece en la parcela de tierra perteneciente a Adan Gil Lòpez, en la región de Pichucalco, Chiapas, México el 23 de marzo de 2023.
Image: Meghan Dhaliwal for Global Citizen

También cultiva maíz, zanahorias, chiles, cilantro, guanábana y rambután, tanto para el consumo familiar como para su comercio.

“Queremos hacer que los agricultores dejen de ser productores independientes a pequeña escala y en su lugar formen parte de un colectivo, para el cual sería también más fácil obtener financiamiento”, afirmó a Global Citizen Mariana Ávalos Duarte, gerente del proyecto en Proforest. 

A pesar de que el cacao es abundante en México y su cultivo se remonta a la época prehispánica, el país no se encuentra entre los 10 exportadores de la fruta más grandes del mundo. Según un informe, Costa de Marfil, Ghana y Ecuador encabezaron la lista de mayores exportadores en 2021. Las exportaciones de México representan aproximadamente 0.01% de la oferta global, aun cuando el país consume alrededor de 5% de la producción global, según el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA), que también estima que hay aproximadamente 45 mil agricultores que siembran cacao en México.

Enfrentar los obstáculos en el campo

Yaneth no sólo visita a cada pequeño agricultor bajo su supervisión, sino también organiza talleres sobre el terreno para los agricultores, en los cuales enseña técnicas nuevas para mejorar las cosechas, tales como la producción de composta natural con el fin de reducir el uso de fertilizantes; técnicas de siembra que permiten un mejor drenaje durante los meses más húmedos, además de brindar asesoramiento sobre qué otros cultivos sembrar para proveer sombra.

“Estoy ahí para cualquiera que me necesite”, afirma, y añade que pasa entre cuatro y cinco horas con un agricultor en su parcela para brindarle ayuda y consejos.

Pero su asesoramiento va más allá de los aspectos técnicos de la agricultura.

“Capacitamos a los agricultores, pero también los instruimos sobre derechos humanos para desalentar el uso de mano de obra infantil, fomentar la vivienda digna para los trabajadores y horarios laborales apropiados, el agua limpia y la equidad de género — [les mostramos] que las mujeres que trabajan en la agricultura tienen el derecho de expresar su opinión, de ser empresarias, de no sufrir acoso sexual; y que los agricultores no [necesitan] usar pesticidas”, dice. “Se trata de crear conciencia, nos acercamos a la gente para promover un cambio cultural y todo esto ha tenido un impacto. He visto los cambios”.

La participación de las mujeres en la agricultura en México está por debajo de 50% al comparar las cifras con las de los hombres. Según el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con sede en Texcoco, cerca de la universidad donde Zavaleta estudió, 14% de las personas que trabajan en la agricultura y que son responsables del manejo y toma de decisiones de la unidad de producción son mujeres. Sin embargo, como fuerza laboral agrícola se estima que las mujeres representan más de 40% del total del país.

Lemny Jiménez González, de 11 años, y su madre Marilu González Méndez, agricultora y productora que trabaja con AgroVita, en su terreno en el Ejido la Catedral de Chiapas, Ostuacán, Chiapas. Ella dice que está orgullosa de que su familia haya creado algo que pueden transmitir a sus hijos.
Image: Meghan Dhaliwal for Global Citizen

“Cuando consideramos el progreso, también tenemos que tomar en cuenta el lado social… La batalla más dura que enfrentamos está en las comunidades”, dice Yaneth, al referirse a la necesidad de implementar nuevas formas de abordar el trabajo, al igual que nuevas técnicas.

Pero cree que su presencia en las comunidades también ha roto estereotipos.

“He visitado a las comunidades a lomo de caballo, como único medio de transporte disponible, y vi cómo la gente se me acercaba más, pues vieron que yo tenía la disposición para estar ahí y que sí aguanto. Eso cambió su perspectiva. Al principio había mucha desconfianza, pero luego vieron cómo entraba a las parcelas y cómo les ayudaba”.

Al frente en la batalla contra el cambio climático

Cambiar ciertas costumbres de la comunidad es sólo uno de los retos que enfrenta Yaneth en su trabajo.

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en México advierte que el país es uno de los más vulnerables del mundo al cambio climático. Lo que afectará la producción de los cultivos y generará pérdidas de ganado, asimismo los cambios extremos de temperatura acelerarán la propagación de plagas y enfermedades con consecuencias devastadoras para el sector agrícola. 

“El cambio climático podría conducir a un declive de 40 hasta 70% en las tierras agrícolas idóneas actualmente, para 2030; lo cual podría empeorar hasta alcanzar una caída de 80 hasta 100% para finales de este siglo”, según el Climate Reality Project. “[Lo que significaría para México] la pérdida potencial de más de la mitad de sus ranchos viables en menos de 12 años, y la pérdida total para 2100”.

Una de las comunidades en el estado de Chiapas que forma parte del programa Agrovita es La Catedral, donde habita casi la mitad de los productores. La región era principalmente una zona productora de café hasta el brote de la roya en 2012, que devastó el cultivo de café y puso en peligro el sustento de los pequeños productores, con la pérdida de entre 10 y 55% de las cosechas de café arábico en Centroamérica en los tres años subsiguientes. Según un informe del Stockholm Resilience Center, dichos brotes son el resultado del cambio ambiental global.

La devastación de las plantaciones de café condujo a que las comunidades en Chiapas comenzaran a criar ganado, pero muchas de ellas están ahora regresando al cacao. Las técnicas implementadas por Agrovita tienen el propósito de mitigar los efectos del cambio climático. 

Photos by Meghan Dhaliwal for Global CitizenColinas onduladas en Chiapas. El estado se enfrenta a desafíos derivados de la deforestación para la ganadería y el crecimiento de monocultivos. (D) Miembros de la comunidad del Ejido la Catedral de Chiapas, Ostuacán, Chiapas cruzan un pequeño arroyo mientras caminan hacia la parcela de tierra.
Image: Photos by Meghan Dhaliwal for Global Citizen

Una de las residentes de La Catedral es Marilú González Méndez, también nueva en el cultivo de cacao. 

“Para mí ha sido una gran oportunidad”, cuenta a Global Citizen, al explicar que ella, su esposo y su hijo comenzaron a sembrar cacao después de ahorrar para comprar las plantas. 

Un año y medio después de sembrar los cultivos, la familia fue invitada a formar parte del programa Agrovita, que les ha brindado consejos sobre la disminución del uso de pesticidas, la producción de su propia composta y evitar el uso de técnicas de roza y quema. 

“Ya estamos empezando a producir y eso nos da mucho ánimo, nos impulsa”, dice.

“Vengo al campo a ayudar y como mujer me motiva, ayudo a mi familia y diversificamos el suelo para fortalecerlo y hacer que sea más fértil”, explica, señalando los platanales, el maíz, el tomate, el chili y los camotes que han sembrado entre el cacao.

“Este programa nos va a sacar adelante. Estoy contenta de formar parte de él y de continuar sembrando y cultivando”, dice. “Cuando tienes el deseo de trabajar puedes lograr cosas y hacer progresos. Todo es del esfuerzo laboral familiar”.  

Vicky Madail López Gullén también es beneficiaria de Agrovita, después de que su esposo, un ranchero ganadero, fue invitado a participar en el programa. 

“Yo le dije a mi esposo que podía aplicar lo que aprendí de niña, ya que mi papá cultivaba cacao. También voy a formar parte de esto”, cuenta mientras resalta la importancia de la ayuda técnica que ofrece Yaneth, como la manera de producir composta. 

“Es un trabajo pesado pero el cacao lo aprecia. Es un trabajo que se hace en familia y eso es muy bonito. Sembramos el cacao hace año y medio y ya estamos empezando a ver florecitas, y eso nos impulsa”, dice a Global Citizen. “Queremos que esto sea algo que herede nuestro hijo. Tiene 13 años y ya sabe cómo sembrar y podar”.

La pequeña productora agrícola dice que el programa Agrovita supera sus metas inmediatas porque ayuda a los padres a enseñar a sus hijos sobre la sostenibilidad. Tiene la esperanza de que su hijo viva de las cosechas de cacao algún día.

“Ese conocimiento no es algo que puedes adquirir en cualquier lado, es algo muy valioso. Va a ser maravilloso ver el campo lleno de cacao”, dice. “Es algo que no pensábamos poder lograr… Ha cambiado nuestro punto de vista con respecto a la agricultura”.

Miembros de la comunidad del Ejido la Catedral de Chiapas, Ostuacán, Chiapas en la parcela de tierra perteneciente a Marilu González Méndez (quinta desde la derecha), fotografiada el 24 de marzo de 2023.
Image: Meghan Dhaliwal for Global Citizen


Mujeres agricultoras en primera línea es una serie de tres partes que explora los retos, la resistencia y las prácticas de las mujeres trabajadoras del campo.

Divulgación: Esta serie ha sido posible en parte gracias a la financiación de PepsiCo Foundation. Cada artículo se ha elaborado con total independencia editorial.