Sarah Solomon tenía sólo 6 años cuando su padre murió después de una breve enfermedad una tarde soleada de noviembre de 2010. Su muerte dejó en el abandono a su esposa joven, Rose, y tres hijos.
Este incidente triste afectó su vida familiar ya que la madre de Solomon se vio obligada a mantener sola a sus niños, con únicamente las ganancias de su pequeño negocio en Kaduna, un estado al noroeste de Nigeria.
“Recuerdo cómo mi madre sufría para verme cursar la secundaria. En aquellos momentos, sabía que si no hacía nada para ayudar, no iría a la universidad”, Solomon afirmó a Global Citizen.
Con los conocimientos que adquirió mientras cuidaba a sus dos hermanos más pequeños, que tenían 14 y 11 años en aquel tiempo, la entonces joven de 18 años decidió aceptar un trabajo doméstico en junio de 2022 con el fin de ganar dinero para su educación superior.
Desafortunadamente, su primera experiencia de trabajo fue desagradable ya que la obligaban a trabajar durante muchas horas, cuidando a tres niños. El salario mensual de 10,000 nairas (aproximadamente 24 dólares estadounidenses) apenas le alcanzaba para cubrir sus necesidades personales, ni para que hablar de ayudar a su familia.
Después de seis meses, renunció y se reubicó en Abuja, la ciudad capital de Nigeria, donde las trabajadoras domésticas son muy solicitadas, reciben mejores salarios y donde existen mejores mecanismos en marcha para atender casos de violaciones a los derechos humanos y laborales.
Sarah Solomon aparece fotografiada en la casa de su empleador en las afueras de Abuja, Nigeria en abril de 2023.
En Abuja, Solomon pudo registrarse con un proveedor de servicios domésticos. Estos proveedores de servicios cuentan con tarifas de salario estructuradas para sus trabajadoras, que dependen de la edad, experiencia y naturaleza del trabajo. Actúan como intermediarios entre la trabajadora doméstica y las familias, protegiendo los derechos de ambas partes.
Gracias a esta agencia, Solomon encontró un nuevo lugar de trabajo, con una familia de tres integrantes en Kubwa, una de las ciudades satélites de mayor crecimiento en Abuja.
Trabajando para esta familia, Solomon gana 50,000 nairas (117 dólares estadounidenses) al mes, hace menos tareas que con su empleador previo y cuenta con más tiempo para descansar. También recibe alimentación gratuita, artículos de aseo, toallas sanitarias, vestidos, calzado y medicinas.
Con un paquete salarial por arriba del salario mínimo en Nigeria de 30,000 nairas (70 dólares estadounidenses), Solomon puede ahorrar para su educación y ayudar económicamente a su madre.
“Disfruto de mi trabajo aquí ya que puedo descansar más y ahorrar para lograr mi objetivo de ser psicóloga”, Solomon afirmó a Global Citizen. “Quiero ofrecer apoyo psicológico y social a adolescentes que han sido abusadas en Nigeria”.
DewDrop Foundation, una organización sin fines de lucro, afirma que hay cerca de 4 millones de empleados domésticos en Nigeria. Estas personas trabajan como sirvientas, cocineras, encargadas, niñeras, jardineros y proveedoras de cuidados en hogares privados.
A pesar del número de personas en la industria, gran parte de ésta sigue sin regulaciones. Se caracteriza por horarios de trabajo excesivos y salarios bajos, lo que da lugar a diversas violaciones a los derechos humanos.
Esther Abu, que dirige una agencia sin registro que provee trabajadoras domésticas a familias en Abuja, afirmó a Global Citizen que algunos padres ofrecen a sus hijas menores de edad para trabajar como asistentes domésticas por razones económicas.
Afirmó que los desplazamientos debido a los problemas de seguridad, inflación, desempleo (que se espera que alcance 40.6% para finales de 2023) en Nigeria, y las tasas altas de natalidad han contribuido a la cifra elevada de trabajadoras domésticas en el país.
En algunos casos, estas niñas son aceptadas por familias que incluso no pagan nada por sus servicios.
“Debido a la inflación e inseguridad en aumento, algunas familias no pueden alimentar a sus niños, así que por voluntad propia entregan a sus hijas como trabajadoras domésticas (sirvientas). La mayoría de estas niñas no ha cumplido los 18 años”, afirmó.
Actualmente, hay trabajadoras domésticas, como Solomon, que disfrutan de un nivel de libertad que les permite soñar con una vida plena fuera de sus trabajos cotidianos.
Pero el trabajo doméstico aún es considerado como un trabajo no cualificado o semicualificado en la mayoría de países. Con esta noción ampliamente aceptada, el trabajo doméstico sigue siendo subvalorado, las trabajadoras reciben una miseria por su contribución a las familias y a la economía global, además de carecer de seguridad social.
En un esfuerzo por resolver esto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó el Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos (también conocido como C189) el 16 de junio de 2011. Su propósito es reconocer el trabajo doméstico como trabajo real y asegurar que las personas en esta industria de servicios disfruten de derechos equivalentes a los de otros profesionales.
Asegurar estos derechos conduce a lo que la OIT considera “trabajo digno”. Estos derechos incluyen oportunidades de empleo, salarios adecuados y trabajo productivo, horas laborales decentes, seguridad social y ambientes de trabajo seguros.
Si bien algunos niveles de progreso se han registrado en protección jurídica para los 75.6 millones de empleados domésticos en el mundo desde la adopción del C189, existen brechas importantes en términos de práctica, ya que las trabajadoras domésticas todavía no disfrutan de la mayoría de estos beneficios.
En Nigeria, ha habido esfuerzos concertados por los gobiernos estatal y federal, la Asamblea Nacional, el poder judicial, organizaciones de la sociedad civil e individuos para mejorar el bienestar de los millones de trabajadoras domésticas en el país.
La DewDrop Foundation, WomenAid Collective, Women Advocates Research and Documentation Centre, National Union of Hotels and Personal Service Workers, International Federation of Women Lawyers y la Federation for Informal Workers Organizations of Nigeria han impulsado la ratificación e implementación del C189 de la OIT.
Y se han obtenido algunos beneficios recientes.
El Senado está considerando un proyecto de ley que busca regular el empleo de las trabajadoras domésticas, aprendices, pasantes y otros trabajos de la economía informal en el país.
El proyecto de ley, que ha llegado a la segunda lectura y está en la fase de comisión, tiene como objetivo fortalecer la Dirección Nacional de Empleo del país para regular el sector y asegurar el fomento de los derechos en el trabajo, empleo y la seguridad social para los trabajadores en el sector informal.
Sarah Solomon camina con la niña que cuida en el trabajo. “Disfruto de mi trabajo aquí ya que puedo descansar más y ahorrar para lograr mi objetivo de ser psicóloga”, afirmó Solomon.
Es posible que la pandemia del COVID-19 hizo que muchas personas se dieran cuenta que el trabajo doméstico es trabajo real. Sin embargo, los expertos creen que más países deben tomar medidas deliberadas para domesticar el C189 de la OIT.
Según un reporte de la Federación Internacional por los Derechos Humanos, sólo seis países en la Mancomunidad han ratificado e implementado el C189: Granada, Guyana, Jamaica, Mauricio, Sudáfrica y Namibia.
Expertos de la OIT creen que si se ratifica e implementa, el C189 ayudará a la creación de trabajos de calidad en el sector sanitario para satisfacer las necesidades sanitarias en aumento de países con poblaciones que envejecen, y para cambiar los índices de dependencia, fomentar la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres; además de contribuir a lograr los Objetivos Globales de Naciones Unidas para 2030.
Celebrating May Day es una serie de contenido que explora tres sectores distintos dentro de la economía informal del mundo al examinar los movimientos laborales que defienden la seguridad social y económica de sus trabajadores y/o la necesidad de reforma. A través de un enfoque en las trabajadoras domésticas, comerciantes ambulantes y personas que laboran en la industria de la confección, esta serie conecta activistas, líderes, trabajadores y expertos en políticas de todo el mundo.
Declaración: Esta serie fue posible con financiamiento de la Organización Internacional del Trabajo.