Por Fabio Zuker

SAO PAULO, (Fundación Thomson Reuters) - Cuando invitaron a Merremii Karao a una clínica en el pueblo cercano de Canindé a mediados de enero para vacunarse contra el COVID-19, otros miembros de su comunidad indígena en el estado de Ceará al noroeste de Brasil tenían la esperanza de que pronto serían también inmunizados.

Pero mientras que Merremii fue fotografiada recibiendo su inyección, cuyas imágenes fueron distribuidas entre los medios, ningún otro miembro del pueblo karao jaguaribaras de la aldea Feijao ha sido vacunado, afirmó Gleidison Karao, un líder de la comunidad.

“Utilizaron las imágenes (de Merremii) para decir que todo iba bien, pero en realidad no han empezado la vacunación aquí”, afirmó por teléfono a la Thomson Reuters Foundation.

Los expertos en salud advierten que los indígenas son más vulnerables al COVID-19 que la población brasileña en general debido a ciertos factores que van desde la falta de asistencia médica consistente hasta su cultura de compartir el hogar y la comida.

El ministro de salud de Brasil afirmó que todas las comunidades indígenas rurales forman parte de un plan de vacunación prioritario.

Pero los líderes indígenas en los territorios aún no reconocidos de manera formal por el gobierno —como los karao jaguaribaras— afirman que su gente todavía no ha sido vacunada.

Los indígenas que viven en las ciudades tampoco han sido incluidos en el grupo prioritario, afirmaron los líderes, lo que preocupa a los doctores ya que éstos podrían llevar el virus a sus aldeas.

Información del Ministerio de Salud hace hincapié en el ritmo de vacunación de los indígenas del país, el cual es más lento de lo esperado.

Hasta el 4 de marzo, aproximadamente 213,000 indígenas brasileños habían recibido una primera dosis de la vacuna desde que empezó el programa en enero. Justo por arriba de la mitad de los 410,000 indígenas que el gobierno afirma que tiene la intención de vacunar en el grupo prioritario.

El gobierno afirmó que planea administrar más de 350 millones de dosis de la vacuna del coronavirus a los brasileños para finales de año.

Pero los críticos de los esfuerzos del gobierno apuntan hacia las declaraciones públicas del presidente Jair Bolsonaro, lo que plantea dudas sobre la necesidad de la vacunación y sugiere que el país podría esperar comprar suministros hasta que los precios caigan.

Eso ha contribuido a la escasez de vacunas en el país y a un ritmo de vacunación más lento, afirman.

Según el último censo de Brasil, llevado a cabo en 2010, aproximadamente 890,000 indígenas viven en el país, más de una tercera parte de ellos en ciudades.

Esto indica que solo cerca de la mitad de la población indígena del país está en el grupo prioritario del gobierno para la primera ronda de vacunaciones.

Gleidison dijo que la falta de estatus de vacunación prioritario para todos los brasileños indígenas solo es la última muestra de negligencia del gobierno, en particular para los grupos cuyo territorio aún no ha sido reconocido oficialmente.

“Se niegan a darnos apoyo”, afirmó Gleidison. “Afirman que no tenemos tierra (aprobada)”.

El organismo de los asuntos indígenas del gobierno, Funai, dirigió algunas preguntas al Ministerio de Salud.

En una declaración enviada por correo electrónico, el ministerio afirmó que cualquier persona que tenga 18 años de edad en adelante y que viva en territorio indígena reconocido o no será vacunada en el grupo prioritario, junto con las “personas de edad avanzada, personas con discapacidades en instituciones de asistencia (y) los profesionales de la salud”.

Los indígenas que vivan en otros contextos rurales o en áreas urbanas serán vacunados en una etapa de distribución futura, afirmó así mismo la declaración.

Protecciones de la Suprema Corte

Algunos líderes indígenas y activistas afirman que la decisión del gobierno de no incluir a todos los indígenas en la primera etapa de vacunación prioritaria refleja la incapacidad más general de Brasil para proteger a las comunidades indígenas durante la pandemia.

El pasado julio, la organización indígena más grande del país, APIB, llenó una solicitud con la Corte Suprema para un plan de gobierno más específico para luchar contra el COVID-19 entre los grupos indígenas.

Tras la solicitud, la Corte Suprema de Brasil determinó repetidas veces que el gobierno debería adoptar medidas para detener la propagación del virus en las comunidades indígenas.

Esto incluía la disposición de que los indígenas que viven en territorios no reconocidos formen parte del grupo de vacunación prioritario.

Para agosto de 2020, el índice de muertes por coronavirus entre los indígenas en el Amazonas de Brasil era aproximadamente 250% más elevado que en la población general, según una investigación por parte del Instituto de Investigación del Medio Ambiente del Amazonas (IPAM por sus siglas en portugués).

Según el Instituto Socioambiental, un grupo nacional de defensores de los indígenas y el medio ambiente, existen 724 territorios indígenas en Brasil, 487 de los cuales han sido reconocidos hasta ahora oficialmente por el Estado.

La aprobación oficial de tierras indígenas otorga a las comunidades el derecho de vivir y trabajar de manera permanente en ellas y significa que los indígenas pueden recibir tratamiento de un subsistema de asistencia médica independiente.

Luiz Eloy Terena, abogado experto en asuntos indígenas de la APIB, afirmó que muchas comunidades más allá de los karao jaguaribaras aún esperan el reconocimiento de sus tierras y las vacunas.

Señaló al pueblo potiguara, que vive principalmente en Rio Grande do Norte, al noreste de Brasil. Según información estatal, hay 18,000 indígenas potiguara y Terena dijo que ninguno de ellos ha sido aún vacunado.

El abogado afirmó que el incumplimiento para priorizar la vacunación de todos los indígenas viola la constitución de Brasil y varios acuerdos de derechos, incluyendo la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.

El mes pasado diversas fiscalías en todo el país, en estados como Ceará, Pará, Paraná, Rondônia y Minas Gerais, iniciaron investigaciones civiles de las irregularidades en la vacunación de los pueblos indígenas.

Propagación del virus

La decisión de excluir a los residentes indígenas urbanos de la ronda actual de vacunación puede ponerlos en riesgo sobre todo, afirmó Ana Lucia Pontes, especialista en salud indígena y miembro de la Asociación Brasileña de Salud Colectiva (ABRASCO por sus siglas en portugués).

Los indígenas que viven en las ciudades se encuentran entre los más vulnerables al virus, afirmó, debido a factores como el acceso limitado a la asistencia médica, saneamiento y agua potable, además de las diferencias de lenguaje y culturales.

“No son personas que lleguen a la ciudad con una estructura disponible, con las mejores condiciones”, afirmó.

“En la primera ola, tan pronto como la pandemia llegó a Brasil, los indígenas en zonas urbanas eran quienes se encontraban en riesgo inmediato”, afirmó por teléfono a la Thomson Reuters Foundation.

Douglas Rodrigues, un doctor de la Universidad Federal de Sao Paulo que ha trabajado con grupos indígenas durante 30 años, afirmó que muchos indígenas viven en la ciudad por una corta temporada, trabajando de manera temporal o acompañando a niños estudiantes.

Si regresan sin contar con la vacuna a las aldeas indígenas, el doctor se preocupa de lo que podría pasar.

“Existe la posibilidad que un pariente indígena potencialmente infectado, que viene de la ciudad, traiga el virus a su comunidad”, afirmó.

(Cobertura de Fabio Zuker; edición de Jumana Farouky y Laurie Goering. Favor de dar crédito a la Thomson Reuters Foundation, el brazo de beneficencia de Thomson Reuters, que cubre la vida de las personas en todo el mundo que luchan para vivir libremente y de manera justa. Visita http://news.trust.org/climate)

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