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La campaña de vacunación de Estados Unidos ha administrado más de 143 millones de dosis. Se considera que 15.5% del total de la población estadounidense se ha vacunado totalmente contra el COVID-19. Pero la campaña no logró llegar con éxito a algunas de las poblaciones más vulnerables, incluyendo la comunidad hispana, según The New York Times.

En todo el país, los hispanos están subrepresentados entre las personas vacunadas contra el COVID-19. Los blancos, no hispanos, han recibido una proporción alta de vacunas del COVID-19 comparado con su índice de casos y muertes, según la Kaiser Family Foundation (KFF). Esta tendencia también está presente en estados donde hay grandes poblaciones hispanas.

Por ejemplo, en California, solo 21% de las vacunas han sido para los hispanos, aunque representan 55% de los casos, 46% de las muertes y 40% del total de la población en el Estado.

Además de las desigualdades que enfrentan las comunidades de color, las cuales han causado que las personas latinx y negras sean afectadas de manera desproporcionada por el coronavirus, otras barreras están provocando el acceso limitado a las vacunas y evitando que los hispanos logren índices de vacunación más altos.

Programar una vacuna requiere de acceso a Internet y de herramientas digitales, lo cual puede ser un obstáculo para las personas mayores y los inmigrantes. Las barreras del lenguaje evitan que la gente sepa cómo hacer una cita de vacunación y sobre la elegibilidad, ya que la mayor parte de la información sobre las vacunas del COVID-19 está en inglés.

“La gente ni siquiera sabía que había una vacuna cuando hablamos con ella”, dijo a The New York Times Gilda Pedraza, directora ejecutiva de la Latino Community Fund en Atlanta. El miedo es otra razón potencial por la cual la población hispana está subrepresentada entre la demografía de la gente vacunada en Estados Unidos. Por ejemplo, muchas personas no están conscientes de que las vacunas del COVID-19 son gratuitas para todos y tienen miedo que les cueste mucho ser vacunado y de que su trabajo no les dará tiempo libre. Así mismo, los inmigrante indocumentados podrían estar preocupados sobre su estatus de migración si eligen vacunarse.

En febrero, el Departamento de Seguridad Nacional emitió una declaración donde apoya el acceso equitativo a las vacunas del COVID-19 para los inmigrantes indocumentados y no llevará a cabo operaciones de cumplimiento de ley en o cerca de los sitios o clínicas donde se distribuyen las vacunas. Aun así, los defensores de la salud en comunidades afirman que algunas personas no están dispuestas a tomar el riesgo, según The Columbus Dispatch.



Para compensar esta brecha en la equidad de la asistencia médica, los miembros de comunidades están actuando. Grupos de ayuda mutua en el país están proveyendo información sobre el COVID-19 a aquellas personas que podrían tener problemas en el acceso a la vacuna, mientras voluntarios también se han ofrecido a ayudar a las personas elegibles a hacer una cita de vacunación, según Curbed.

Activistas afirman que los estados que se asocian con organizaciones de base comunitaria están administrando las vacunas de manera más equitativa que otros. Al coordinar un esfuerzo localizado con personas de la comunidad, la información puede compartirse de un modo más eficaz para ayudar a poner más vacunas.

La administración de Biden intenta acelerar la distribución de la vacuna del COVID-19 en el país abriendo más sitios de vacunación y expandiendo la elegibilidad, según The New York Times.

Los esfuerzos por corregir la brecha de vacunación para los hispanos está teniendo un poco de éxito. Información de los centros de salud comunitarios que están administrando vacunas muestra que 54% de las personas que reciben su primera dosis de la vacuna del COVID-19 eran personas de color, 26% se identificaron como hispanos, según la KFF. Esta información temprana evidencia que la capacidad de los esfuerzos dirigidos para crear una conexión con la población hispana del país puede rendir resultados.

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Por Jaxx Artz