El ruido del gobierno y la política parece no tener fin: las voces resuenan en los micrófonos haciendo declaraciones, los altavoces suenan con música alegre para atraer votantes, las TVs zumban con entrevistas llenas de promesas, y las redes sociales no dejan de llenarse de opiniones de ciudadanos.
Sin embargo, hay quienes tienen la tarea de escuchar más allá de ese ruido. Personas con el oído siempre puesto en lo que pasa realmente. Personas preparadas para no dejarse llevar por el discurso vacío ni las palabras de moda. Personas que se dedican a exigir que quienes tienen el poder rindan cuentas sobre lo que dicen y hacen. Esas personas son periodistas, y cada vez más enfrentan amenazas en el continente africano.
El 24 de enero de 2024, la Red de Reporteros y Editores de Investigación Africanos publicó una carta abierta en la que llamaba a los países de África y del mundo a que pusieran atención a la corrupción continua de los “cleptócratas” en el continente, y cómo esa corrupción ha resultado en amenazas, encarcelamiento y violencia contra trabajadores de los medios que buscan hacerla pública. Esto finalmente crea un ambiente donde resulta difícil, hasta peligroso para la vida, que los periodistas ejerzan su labor y, como consecuencia, se reprime la libertad de prensa.
En la carta, la red pregunta: “¿Cómo bajará la migración fuera de África cuando los gobernantes cleptócratas sacan provecho de ello subiendo las tarifas de pasaportes o estando involucrados en agencias de tráfico de personas? ¿Cómo se puede detener el cambio climático y la deforestación si los fondos internacionales pensados para solucionar estos problemas terminan en los bolsillos de unos pocos? Europa dice que le preocupa los golpes militares en África, pero ¿de verdad espera que la gente desesperada siga aceptando el gobierno de regímenes poscoloniales corruptos e incompetentes?”.
La carta también señala que muchos líderes políticos en África ayudan a propagar la desinformación al respaldar “noticias falsas”, mientras persiguen y atacan a periodistas de verdad.
“Los funcionarios políticos corruptos usan la violencia para intimidarnos, nos niegan el acceso a la información, y ni siquiera contestan el teléfono cuando les hacemos preguntas”, dice la carta.
Vamos a explorar este tema juntos.
¿Qué está pasando con los periodistas en África?
Los periodistas africanos están siendo perseguidos, amenazados y atacados solo por hacer su trabajo. En 2022, aproximadamente 60 periodistas africanos fueron agredidos, encarcelados, secuestrados o enviados al exilio. En 2023, el Centro para la Protección de Periodistas (CPJ) reportó que al menos 67 periodistas africanos fueron encarcelados, y el Daily Maverick informó que al menos 547 periodistas comenzaron 2024 en prisión. La razón principal para atacar a periodistas en el continente ha sido clara: impedir que revelen actos de corrupción en los gobiernos.
Las y los reporteros en África son vistos como una amenaza por los Estados, tal como señaló Louis Thomasi, director para África de la Federación Internacional de Periodistas (IFJ), a Global Citizen: “Los periodistas que destapan la corrupción son los principales objetivos de los gobiernos y de personas cercanas a esos gobiernos o que tienen mucha influencia en la sociedad”.
Él continuó: “la corrupción es la peor enfermedad de los gobiernos en África. Hay países donde la magnitud de la corrupción es inimaginable, y periodistas que intentan exponer estas formas de corrupción terminan siendo atacados”.
“También hay que decirlo: quienes revelan graves violaciones de derechos humanos también son blanco de ataques, especialmente en regímenes represivos”, agregó.
Cada año, CIVICUS, una organización global sobre espacios cívicos, publica el informe “People Power Under Attack”, que examina dónde en el mundo los espacios cívicos se están encogiendo y por qué. En 2023, el informe identificó el encarcelamiento de periodistas como la mayor violación al espacio cívico en África Subsahariana.
“Este es el cuarto año seguido en que el encarcelamiento de periodistas aparece entre las tres principales violaciones de espacio cívico en África Subsahariana”, le contó David Kode, líder de campañas y advocacy de CIVICUS, a Global Citizen.
“En todo el continente, las autoridades judiciales y fuerzas de seguridad siguen citando a periodistas para interrogatorios, como táctica para desanimarlos e intimidarlos. Otros reciben amenazas de muerte y sufren acoso cibernético”, agregó.
Si bien la detención de periodistas aparece en el primer puesto en el informe de espacios cívicos, también figuran el uso excesivo de la fuerza y ataques directos a periodistas como grandes obstáculos para la libertad en África. En sus peores casos, esto ha llevado a la muerte de periodistas en todo el continente.
En 2023, África fue testigo de las muertes de Anye Nde Nsoh y Martinez Zogo de Camerún; Ralikonelo Joki de Lesoto; João Chamusse de Mozambique; Hilary Nosa Odia de Nigeria; Abdifatah Moallim Nur de Somalia; Halima Idris de Sudán; y John William Ntwali de Ruanda. La mayoría de estas personas trabajaban para informar al público sobre violaciones de derechos humanos en curso o regímenes corruptos en sus regiones.
Esta lista ni siquiera incluye la gran cantidad de periodistas que cada día son amenazados o atacados por personas poderosas de la sociedad solo por hacer su trabajo.
¿Por qué debería importarle esto a los Global Citizens?
Antes de profundizar en por qué atacar a periodistas es terrible para la sociedad, hay que decirlo claro: la corrupción frena el desarrollo de los países y alimenta el ciclo de pobreza.
El Fondo Monetario Internacional (IMF) informó que la corrupción tiene un impacto directo en la desigualdad de ingresos y en los niveles de pobreza de un país. La investigación muestra que altos niveles de corrupción aumentan las desigualdades económicas y la pobreza al reducir “el crecimiento económico, la equidad del sistema tributario, el nivel y la eficacia del gasto social, y la formación de capital humano”.
El informe añade que “la corrupción también incrementa la desigualdad de ingresos y la pobreza al perpetuar una distribución desigual de la propiedad y el acceso desigual a la educación”.
En resumen: la corrupción genera más desigualdad, y la desigualdad empuja a la pobreza.
Esto beneficia desproporcionadamente a los pocos ricos y poderosos, y en África eso suele significar el gobierno, o personas ligadas a él. Los periodistas son esenciales para informar sobre lo que realmente afecta a la gente, incluida la corrupción. Sin embargo, enfrentan grandes riesgos al intentar alertar a la ciudadanía sobre las causas de estos problemas.
Pobreza e inequidad en aumento o persistente en sus países.
Como Global Citizen, deberías preocuparte porque, cuando se silencian las voces que denuncian la corrupción, esa corrupción puede seguir ocurriendo sin consecuencias, impactando directamente no solo en nuestros bolsillos, sino también en la capacidad de nuestros países para crecer, desarrollarse y reducir la pobreza.
¿Y qué pasa con las elecciones?
Se ha informado una y otra vez que 2024 es un gran año de elecciones para todo el mundo y hay elecciones muy importantes programadas en todo el continente africano, con 17 de 54 países que irán a las urnas. Los periodos electorales generan especial preocupación, ya que las y los funcionarios del gobierno, y quienes están relacionados con ellos, estarán bajo la mirada de periodistas, sobre todo si son quienes cometen actos de corrupción y violaciones a los derechos humanos. Esto puede poner a periodistas críticos de estos candidatos en el centro del problema.
“Es probable que los gobiernos de países donde el espacio cívico está reprimido limiten los derechos de los medios de comunicación y aumenten los ataques contra periodistas antes, durante y después de las elecciones”, explicó Kode. “También podríamos ver restricciones en las libertades en internet, ya que algunos de estos estados intentarán controlar el flujo de información.”
Este año ya vimos, en Senegal, cómo el periodo electoral puede ser turbulento para quienes ejercen el periodismo. Los y las reporteras que cubrían las elecciones, que fueron pospuestas en el país, sufrieron acoso y agresiones físicas por parte de las autoridades.
La periodista de la plataforma digital Seneweb, Absa Hane, contó a Amnistía Internacional que fue golpeada cuando intentaba cubrir las protestas electorales.
“Me pegaron cachetadas y golpes violentos en la cabeza y el cuello dentro del auto”, relató. “A pesar de mostrarles mi credencial de prensa y decirles que tengo una enfermedad crónica, no pararon. Me desmayé y recién volví en mí dentro del auto de prensa. Me llevaron al hospital y salí como a las 10 de la noche.”
El CPJ reportó que al menos 25 periodistas en el país fueron objetivo de ataques y agresiones por parte de las autoridades. Senegal además realizó cortes de internet y le quitó la licencia a una televisora para transmitir noticias. El país no es el único con estas tácticas, y tanto Kode como Thomasi prevén que la situación podría escalar en todo el continente, considerando que los periodos electorales son las pruebas más “difíciles para periodistas en este momento.”
¿Existe justicia para los periodistas atacados?
Es muy poco común ver que haya justicia para periodistas que son atacados o asesinados en el continente africano.
“Hemos calculado que de cada 10 asesinatos, solo uno probablemente llegue a juicio”, explicó Thomasi de la IFJ. “Incluso en ese caso hay tantos obstáculos a nivel nacional que muchos de estos casos ni siquiera avanzan.”
Agregó: “Juzgar a quienes asesinan periodistas es difícil, sobre todo porque en la mayoría de los casos el estado está involucrado, eso es un hecho.”
Existen organizaciones que buscan la justicia, como la IFJ, CPJ, CIVICUS y Amnistía Internacional. Sin embargo, como bien dice Thomasi, suele ser una lucha cuesta arriba que genera más frustración que resultados positivos.
Entonces, ¿quién responsabiliza a los perpetradores?
Quizá esta es la pregunta clave: ¿quién responsabiliza a los gobiernos cuando las personas encargadas de hacerlo son amenazadas, atacadas, encarceladas o incluso asesinadas?
“Yo creo que la rendición de cuentas viene de la sociedad”, explicó Genevieve Quintal, encargada de medios de Amnistía Internacional Sudáfrica. “Siempre digo que como ciudadano, dependiendo del país en el que vivas, puedes medir tu propia libertad según la libertad de prensa.”
Le dijo a Global Citizen: “Si no ves lo que está pasando a tu alrededor, si no tienes acceso a la información, si no puedes expresarte libremente, ¿realmente sabes lo que está ocurriendo? ¿Qué tan libre eres?”
“El periodismo confiable y la información confiable son súper importantes para medir tu propia libertad, por eso la gente debe proteger los derechos de los y las periodistas y defender su propio derecho a estar informado de lo que pasa a su alrededor”, comentó.
¿Qué se puede hacer?
Primero, puedes apoyar a las y los reporteros informándote y estando alerta sobre casos de corrupción y violaciones de derechos humanos en tu país o región. También puedes mantenerte al tanto a través de CPJ o la IFJ (que monitorean los ataques a periodistas) sobre los ataques a periodistas y trabajadores de los medios a nivel mundial, y usar tus propias redes para concientizar sobre el tema.
La IFJ también ha redactado una Convención de la ONU para la protección de periodistas y está pidiendo que se adopte. Puedes leerla y ayudar, solicitando a gobiernos locales, entidades y organizaciones que la apoyen.
El hecho de que los y las periodistas sean el objetivo es una amenaza directa para la autonomía social, la libertad individual y el fin de la pobreza extrema. Hay que tomar medidas para terminar con esta injusticia. Como dijo Tabani Moyo, director regional del Instituto de Medios del Sur de África en un comunicado: “Los periodistas le ponen un espejo a la sociedad. Atacarlos solo por hacer su trabajo da el mensaje equivocado de que los estados no están listos para cumplir con sus obligaciones de derechos humanos ni para rendir cuentas.”