La humanidad pronto vivirá en un "apartheid climático" a menos que se tomen medidas dramáticas para frenar el cambio climático, dijo Phillip Alston, relator especial de las Naciones Unidas sobre la pobreza extrema y los derechos humanos, en un nuevo informe sobre el cambio climático.
“Apartheid” es un término fuerte que invoca a Sudáfrica antes de su liberación en 1994, pero Alston dijo que busca reflejar las realidades divididas que el cambio climático creará para los ricos y los pobres del mundo. Si bien los países ricos son en gran parte responsables de generar las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, son los países más pobres los que se verán más afectados por las consecuencias del cambio climático.
De hecho, el informe estima que los países de bajos ingresos pagarán del 70% al 80% de los costos del cambio climático.
"El cambio climático amenaza con deshacer los últimos 50 años de progreso en desarrollo, salud global y reducción de la pobreza", dijo Alston. “Podría empujar a más de 120 millones de personas a la pobreza para el año 2030 y tendrá el impacto más grave en los países pobres, las regiones y los lugares donde viven y trabajan las personas pobres”.
"Perversamente, mientras que las personas que viven en la pobreza son responsables de solo una fracción de las emisiones globales, serán las más afectadas por el cambio climático y tendrán la menor capacidad para protegerse", agregó. "Nos arriesgamos a un escenario de “apartheid climático” donde los ricos paguen para escapar del sobrecalentamiento, el hambre y los conflictos, mientras que el resto del mundo tendrá que sufrir".
El informe de Alston muestra el vínculo estrecho entre el cambio climático y los derechos humanos.
A medida que se intensifique el cambio climático, se interrumpirá el acceso a alimentos, agua, refugio y oportunidades para millones de personas.
El aumento del nivel del mar amenaza con sumergir a las comunidades costeras de todo el mundo, desplazando a decenas de millones de personas para finales de siglo. Las tormentas extremas, mientras tanto, serán cada vez más poderosas y desplazarán a millones más.
El informe señala que 18.8 millones de personas fueron desplazadas por desastres naturales en 2017, casi el doble de la cantidad de personas desplazadas por conflictos.
Los cambios en los patrones de precipitación y el aumento de las temperaturas someterán más áreas a sequías y olas de calor, poniendo en peligro los suministros de agua y la producción agrícola. La ONU advierte que dos tercios de la población mundial podría enfrentar una escasez de agua para 2030.
Alston argumenta que estas crisis emergentes podrían poner en riesgo las democracias a medida que las personas pierdan sus empleos, luchen por satisfacer sus necesidades básicas y experimenten las duras condiciones indignas de la pobreza.
Los gobiernos que ya tienen pocos recursos tendrán aún más dificultades para hacer frente a la escala de desastres naturales y emergencias relacionadas con el clima en las próximas décadas, dijo.
"La mayoría de los organismos de derechos humanos apenas han empezado a lidiar con lo que el cambio climático presagia para el área, y ese sigue siendo uno de los muchos problemas a los que habrá que enfrentarse a pesar del tiempo extremadamente corto que tenemos para evitar consecuencias catastróficas", dijo Alston.
"Como una crisis que amenaza los derechos humanos de un gran número de personas, la habitual metodología que trabaja los derechos humanos poco a poco, tema por tema se volverá insuficiente", agregó.
El acuerdo sobre el clima de París es el marco principal a través del cual los países están reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, pero Alston dijo que los compromisos asumidos bajo el mismo son sorprendentemente inadecuados.
El acuerdo apunta a evitar que las temperaturas globales suban más de 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, pero ese objetivo es totalmente irreal en este momento, dijo.
En última instancia, el informe busca que los países reduzcan radicalmente su dependencia de los combustibles fósiles y desarrollar políticas para garantizar los derechos humanos de las personas que se verán perjudicadas por el cambio climático.
"Una red de seguridad social sólida será la mejor respuesta a los daños inevitables que traerá el cambio climático", dijo Alston. "Esta crisis debe ser un catalizador para que los estados cumplan con los derechos económicos y sociales ignorados y pasados por alto durante mucho tiempo, incluyendo la seguridad social y el acceso a alimentos, atención médica, vivienda y trabajo decente".