Por qué deben preocuparse los Global Citizens
La pobreza global va más allá de no tener comida o refugio y a menudo está directamente relacionada con la tasa de mortalidad infantil. Lamentablemente esto es lo que está ocurriendo en Brasil y es un costo muy alto que pagar. Únete a Global Citizen y toma medidas aquí.

Por primera vez en más de dos décadas, la tasa de mortalidad infantil en Brasil está aumentando. El Ministerio de Salud atribuyó el aumento tanto al brote del virus Zika, que comenzó en abril de 2015, como a los recortes al financiamiento para la salud debido a la actual crisis económica del país.

Entre 2015 y 2016, la tasa de mortalidad infantil en Brasil aumentó en aproximadamente 0.5% y mientras que algunos medios informaron que el aumento fue insignificante, los defensores de la salud dicen lo contrario.

"La tasa es muy significativa", dijo a The Guardian Denise Cesario, directora ejecutiva de la Fundación Abrinq, un grupo sin fines de lucro en São Paulo que trabaja por los derechos de los niños y adolescentes. "Es muy preocupante si consideramos que esta crisis económica aún tendrá un impacto en las condiciones sociales en los próximos años".

En los últimos 28 años, Brasil había reducido drásticamente su tasa de mortalidad infantil, bajando de más del 50% en 1990 al 14% en 2016, según datos del Banco Mundial.

A pesar de los esfuerzos recientes del gobierno para instituir un programa de salud pública destinado a la atención domiciliaria básica, se espera que las tasas de mortalidad infantil sigan empeorando. La directora del departamento de enfermedades no transmisibles e información y análisis del Ministerio de Salud, Fatima Marinho, le dijo a The Guardian que espera que la tasa de mortalidad infantil para 2017 sea más alta que la tasa de 2015.

"Estamos yendo hacia atrás, no hacia adelante", dijo Marinho.

Hasta ahora, Brasil había sido aplaudido por sus exitosos programas gubernamentales que combinaban el crecimiento económico con la reducción de la pobreza. Sin embargo, el país cayó en una recesión en 2014 y se enfrentó a un déficit. Como resultado, la presidenta Dilma Rousseff redujo los gastos del gobierno, incluidos los fondos para estas iniciativas. Luego de la destitución de Rousseff, su reemplazo, Michel Temer, realizó recortes presupuestarios adicionales y congeló el gasto, devastando aún más estos programas.

Aunque el gobierno redujo el gasto en estos programas, para empezar no gastaron tanto dinero. Según The Guardian, Jurandi Frutuoso, secretario ejecutivo del consejo nacional de secretarios de salud y ex secretario de salud del estado nororiental de Ceará, dijo que "menos de la mitad del gasto de salud de Brasil proviene del gobierno; el resto proviene de planes privados de salud y el bolsillo de la gente, y el gasto no ha podido seguir el ritmo de la creciente población, los avances tecnológicos y la inflación médica".

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Aumenta por primera vez la tasa de mortalidad infantil en Brasil en más de 25 años

Por Erica Sánchez  y  Dana Brandes-Simon