Más de 80 artistas visuales se unieron el fin de semana del 4 de julio en todo Estados Unidos para generar conciencia, denunciar violaciones a los derechos humanos y la amenaza que el COVID-19 representa para los centros de detención de inmigrantes, donde ya se han perdido vidas.
El proyecto “In Plain Sight” utilizó el cielo como el lienzo principal, donde se desplegaron mensajes usando el concepto de skytyping (escribir en el cielo). “No te rindas”, “Cariño y no jaulas”, “No tendremos miedo”, “Todo por un sueño”, fueron algunos de los mensajes que pudieron leerse en el cielo, directamente sobre los centros de detención, para generar consciencia.
Del proyecto, liderado por Cassils y rafa esparza, participaron importantes artistas latinos, entre ellos la cantante mexicana Julieta Venegas y la cofundadora del movimiento Black Lives Matter, Patrisse Cullors.
“In Plain Sight” fue concebido en cinco partes: una elegía poética promulgada a escala nacional, un sitio web interactivo, una antología de documentales, acciones "accesibles" para que la gente se una al movimiento contra la detención de inmigrantes, y asociaciones culturales educativas.
"Es importante generar conciencia de lo que pasa en los centros de detención y generar sensibilización y empatía por todo lo que sufren los inmigrantes; desde el punto de partida al punto de llegada y todo lo que viene antes y después", le dijo Venegas en una entrevista a la Agencia Efe.
“Siempre recuerdo cuando íbamos a las playas, de chicos con la familia. Pasábamos por la vía rápida, esa parte de la ciudad en donde estaban los migrantes, parados mirando al otro lado desde ahí. Mientras la gente con puestos vendían sus cosas, algo de tomar o de comer. Y del otro lado las camionetas de la migra, con los señores parados desde atrás de la reja, mirando. Todos como congelados en el tiempo. Esa escena la vi cientos de veces, durante mi infancia y adolescencia, en los múltiples paseos que hacíamos con la familia de un lado y otro de la frontera. Siempre ha sido parte del paisaje de Tijuana, la gente que viene, y que intenta pasar al otro lado. La gente que no se rinde. Es su lucha, el llegar para seguir adelante, Tijuana siendo la última parada antes del gran brinco”, explica Venegas sobre su mensaje “No te rindas”.
Y agrega “ojalá que se encuentren con una vida mejor, con mejores condiciones. Esa realidad, y ese paisaje está enredado con todos mis recuerdos. Ojalá y alguien que necesita ánimos, que está intentando cruzar, vea esa frase en el cielo y le de fuerza, fuerza para seguir en su lucha, en su viaje. A veces lo intentan varias veces antes de lograrlo, el cruzar, a veces se quedan a vivir en Tijuana, a veces sus historias terminan en que regresan a su país, y vuelve a empezar todo otra vez. Ojalá y todas las vidas que vemos todos los días en la frontera, encuentren lo que buscan, ya sea de este lado, o del otro”.
“Con esta campaña exigimos la liberación de todos los inmigrantes detenidos debido a la amenaza del coronavirus. Las personas encerradas son extremadamente vulnerables. Estados Unidos mantiene el sistema de detención de inmigrantes más grande del mundo con una red de más de 200 centros de detención en todo el país”, le explica a Global Citizen, Marcela Hernández de Detention Watch Center.
“Los centros de detención son lugares graves y peligrosos. Ahora, frente a una crisis de salud global, el vergonzoso historial de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos) de falta de atención médica adecuada, y la incapacidad demostrada para responder adecuadamente a brotes pasados de enfermedades infecciosas ha significado varios brotes de COVID-19 en centros de detención de inmigrantes. Según reportes de ICE se han confirmado 2,742 casos de COVID-19 en 67 centros de detención, pero es muy posible que estos números sean conservadores dado que solo se han realizado exámenes a menos de la mitad de las personas en detención”, explica.
“Las personas detenidas están reportando que no se entregan mascarillas, no desinfectan los centros de detención y en muchos casos utilizan productos químicos tóxicos que no deben usarse en lugares cerrados, lo que está generando desmayos, problemas respiratorios e impactos negativos para la salud. Todos tienen que ser puestos en libertad de inmediato”, dice.
Sonia Guiñansaca, participó del proyecto y se define como poeta migrante, organizadora cultural y activista cuyo trabajo apunta a la igualdad cultural y la justicia social, centrándose en los derechos de los migrantes, el cambio climático, los derechos LGBTQ+ y la discriminación de género.
“Nací en Ecuador y emigré a los Estados Unidos a los 5 años para reunirme con mis padres que a principios de los 90’s emigraron a Nueva York para ganarse la vida. Crecí indocumentada y en un hogar de varios estados migratorios. Desde el primer grado, hasta mi adolescencia, y mis años universitarios, tenía miedo de que los oficiales de inmigración vinieran por mis padres, que nos separaran de ellos o que fueran deportados. La comunidad migrante es deshumanizada una y otra vez”, le dijo Guiñansaca a Global Citizen.
“Mi experiencia de primera mano sobre el impacto del sistema de inmigración de EE. UU. me ha llevado desde el colegio a participar en la organización de migrantes, a abogar por mi comunidad y a compartir mi historia como estudiante indocumentado. Durante más de una década, he trabajado en la intersección de las políticas y las artes para cambiar las narrativas y la cultura sobre los migrantes. Soy afortunada de nunca haber sido detenida, y de que en los últimos 6 años pude ajustar mi estatus migratorio. Sin embargo, esta no es la experiencia de los millones de inmigrantes indocumentados en este país”, agregó.
“Mi mensaje escrito en el aire fue "Bienvenido mashi" (amigo en Kichwa) y pudo verse en Newark, New Jersey, una ciudad con una gran población de ecuatorianos, e indígenas. A menudo, al no poder hablar español, muchas de estas personas indígenas no podían obtener el apoyo legal adecuado. Como alguien que es Kañari de Ecuador, me atrae la palabra Kichwa "mashi" que se traduce como amigo. Pienso en la muerte de Noemí Álvarez Quillay, una niña indígena de Ecuador de 12 años que se ahorcó cuando fue atrapada en la frontera. Pienso en todos los menores “no acompañados” en centros de detención en todo el país. Pienso en la retórica antiinmigrante, la cultura de la supremacía blanca, las leyes de inmigración draconianas que impactan directamente a los migrantes en cómo viven en este mundo y les hace cuestionar su valor como seres humanos”, explicó sobre su instalación de arte.
“Pienso en las palabras tiernas que me hubiera encantado escuchar mientras crecía en vez de escuchar “ilegales” salir de las bocas de los políticos, los racistas y los medios de comunicación. Me pregunto cómo sería el mundo si no hubiera fronteras ni centros de detención”, dijo.
Viva Ruíz, artista y activista que participó del proyecto, le dijo a Global Citizen: “No podemos dejar de hablar de lo que está pasando. Estos centros de detención son violaciones a los derechos humanos. Mi mensaje “Todo por un sueño” habla de aquellas familias que dejaron todo y creyeron en el sueño americano que se convirtió en una pesadilla”.