¿Por qué es importante para los Global Citizens?
La equidad en las vacunas es fundamental para erradicar las enfermedades infecciosas como el COVID-19 que se propagan rápidamente entre los países. Pero muchas personas no se están vacunando debido a la falta de acceso y la indecisión hacia las vacunas. El Objetivo Global 3 de Naciones Unidas exhorta a la buena salud y al bienestar para todos, el cual no puede lograrse si los países no priorizan sus comunidades más vulnerables. Puedes unirte a nosotros y ayudar a garantizar la equidad en las vacunas y acabar con la pandemia aquí.

Cuando Angelina Spicer llegó al Kedren Community Health Center al sur de Los Ángeles para vacunarse contra el COVID-19 en marzo, se sorprendió al ver cientos de personas esperando afuera. 

En una zona donde aproximadamente toda la población es negra o latina, Spicer afirmó que podía contar con una mano la cifra de personas negras o morenas en la fila. 

“Me rompió el corazón ver el privilegio que existe en frente de este hospital particular en Los Ángeles”, afirmó Spicer. “Me dije a mí misma, esto es realmente injusto. Las personas que más las necesitan [las vacunas] no están recibiéndolas porque gente de Bel Air están detrás de las vacunas en este barrio. Algo debe hacerse aquí”.

Spicer se describe así misma como “activista por accidente”. Conocida por su carrera como comediante, empezó a utilizar su plataforma para hablar sin reservas sobre la salud mental maternal después de su experiencia propia con depresión posparto.

Cuando el COVID-19 impactó y exacerbó las desigualdades existentes en las comunidades vulnerables, Spicer atestiguó la injusticia materializarse en su propia comunidad y pensó de qué manera podía ayudar.

“#SpicersRideToWellness es mi respuesta a un problema sistémico aquí en Los Ángeles”, afirmó. “Se trata fundamentalmente de acciones que llevé a cabo para proveer no solo traslados en autobús a los puntos de vacunación, sino también brindar una oportunidad a los miembros de comunidades marginadas para que puedan obtener información sobre los servicios de salud mental, bienestar y maternidad”.







Cuando la distribución de las vacunas comenzó, el condado de Los Ángeles apareció en los titulares por sus “cazadores de vacunas”, personas de barrios lejanos que llegan a los puntos de vacunación con la esperanza de recibir las dosis excedentes en potencia. 

Muchas de estas personas son blancas, aún no son elegibles para ser vacunadas y lo suficientemente privilegiadas como para conducir al sur, faltar al trabajo y esperar en la fila de un hospital que se supone que ofrece servicios a una población de bajos ingresos, predominantemente latina y negra. 

Mientras tanto, aquellas personas que viven realmente en dichas comunidades luchan por  programar citas y vacunarse, afirmó Spicer.

“Hay personas que trabajan el turno de madrugada, que mantienen a los miembros de la familia, que no pueden faltar al trabajo y hacer fila para vacunarse”, afirmó. “He ayudado a personas muy ancianas que son sobrevivientes de cáncer, que apenas pueden caminar, que usan bastón. Ellos tampoco pueden darse el privilegio de hacer fila toda la noche y son los que deberían haber estado en primera fila”.

Cuando vio la disparidad marcada en Kedren, Spicer le preguntó al médico que le administraba su vacuna qué podía hacer para ayudar a mejorar el acceso en la comunidad. Después de dialogar un poco, se formó una sociedad: el centro de vacunación estuvo de acuerdo en suministrar las vacunas si Spicer encontraba a la gente.

Después de contactar a su grupo de exalumnos de Howard University y organizaciones locales como el Garment Workers Center, Spicer juntó su primer grupo dispuesto a vacunarse en una iglesia de la comunidad y lo llevó en autobús a Kedren. De camino hacia el centro, Spicer proveyó recursos informativos, tentempiés y mucha energía mostrando sus movimientos de danza.

“Es increíble cómo pasó todo esto”, afirmó Spicer. “Es como si un día estoy en la fila para vacunarme. Al otro día me asocio con el hospital y tres días después tengo un autobús con 60 personas yendo al hospital para vacunarse. Y tres semanas más tarde tenemos 250 personas vacunadas de las comunidades negra y latina de Los Ángeles”.





El acceso dispar a las vacunas del COVID-19 por cuestiones de raza y etnicidad ha sido un problema en Estados Unidos, como lo ha sido a nivel global, desde el inicio de la distribución de las vacunas y sigue siendo un problema ahora, ya que los estadounidenses latinos y negros siguen quedándose rezagados

En California, las disparidades son aún más severas, a pesar de un mandato a nivel estatal que destinó 40% de las dosis de vacunas a las comunidades marginadas. Según la Kaiser Family Foundation, 27% de las dosis de vacunas han sido administradas a personas latinas en California, que conforman hasta 40% de la población del estado; y 4% de las dosis fueron administradas a estadounidenses negros, que conforman hasta el 5% de la población del estado. 



Esto contrasta con los porcentajes de vacunación que exceden sus proporciones de población tanto para los estadounidenses blancos como para los estadounidense asiáticos.

A su vez, como resultado de las desigualdades existentes, los estadounidenses latinos y negros también han experimentado índices de infección, hospitalización y mortandad más elevados que otros grupos raciales durante la pandemia. Por ello es crucial que estas comunidades se vacunen tan pronto como sea posible.

“Hay muchas barreras que los miembros de las comunidades negras y latinas enfrentan, y la mayoría de las veces, eliminar una de ellas puede hacer una gran diferencia”, afirmó Spicer. “Algunas veces si la gente es trasladada a los puntos de vacunación, tiene acceso a la información o si alguien simplifica el proceso, eso en y por sí mismo mejorará la equidad y los resultados en nuestras comunidades”.       



Spicer espera en un futuro llevar #SpicersRideToWellness a Oakland, California, y después finalmente ampliar sus esfuerzos comunitarios para llegar a comunidades rurales y centros urbanos en todo el país. Está incluso en contacto con un psiquiatra de la Universidad de Nairobi para ayudar posiblemente a mejorar la equidad en las vacunas también en Kenia.

Una vez que el acceso a las vacunas del COVID-19 esté bajo control, Spicer planea seguir eliminando barreras para asistir a las madres primerizas, brindando traslados a terapias de grupo, trabajando con hospitales psiquiátricos para organizar servicios y proveyendo servicio de guardería mientras las mamás estén en terapia o asesoramiento. 

También planea un “Postpartum Revolution Road Trip”, durante el cual viajará en un vehículo recreativo a ocho ciudades en 14 días para educar al público sobre la depresión posparto y promover el apoyo a las madres.

“Con el año que todos hemos tenido, la alegría que obtengo al brindar estos viajes que fomentan el bienestar me llena el alma” afirmó Spicer. “Alimenta de nuevo mi esperanza en el mundo, en mi comunidad de Howard University que donó el dinero suficiente para que pudiera hacer cuatro viajes en autobús en una hora. Alimenta de nuevo mi fe en el sistema médico, que aún existen individuos buenos allá afuera que desean que la comunidad gane, que desean brindar acceso. Alimenta de nuevo mi fe en la gente y en mí misma”.

Frente a una crisis de salud global de una magnitud inmensa, Spicer ha demostrado que la ambición de un individuo puede ayudar a proteger las vidas de cientos e inspirar muchas más.

Editorial

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Por Kristine Liao