Por Laurie Goering
Traducción: Erica Sánchez

LONDRES, 5 de septiembre (Fundación Thomson Reuters) - El nuevo jefe de Amnesty International, Kumi Naidoo, tiene poca paciencia para las conversaciones que la ONU tiene sobre el cambio climático y el lento progreso que han tenido durante décadas, y que han dejado al mundo al borde del desastre.

"Deberíamos detenernos y reflexionar", dijo Naidoo en una entrevista esta semana, mientras se reanudaban las conversaciones en Bangkok sobre la elaboración de directrices para poner en práctica el acuerdo climático de París 2015.

Incluso ahora, como director de un grupo mundial de derechos humanos, el ex director ejecutivo de Greenpeace vigilará los procesos de cambio climático porque las amenazas convergen rápidamente, dijo.

"Es muy claro el impacto que el cambio climático está teniendo, y esto seguirá intensificándose. Impactará especialmente en los derechos humanos. Así que Amnistía debe aceptar esto", dijo Naidoo a la Fundación Thomson Reuters, después de tomar las riendas de la organización en agosto.

En todo el mundo, el cambio climático está poniendo a más personas en riesgo por las olas de calor extremas, las tormentas más salvajes, el aumento del nivel del mar y el empeoramiento de las sequías, las inundaciones y los incendios forestales.

Si no se abordan rápidamente, dicen los científicos, es probable que el calentamiento global provoque escasez de alimentos y agua a gran escala. Además, más personas se verán forzadas a migrar, y esto agravará problemas como el tráfico humano o conflictos por la tierra.

"Estamos a cinco minutos de la medianoche. Estamos justo en el precipicio", dijo el activista nacido en Sudáfrica, que pasó su juventud como activista contra el apartheid.

Pero la protección para aquellos afectados por desastres relacionados con el clima es limitada. Las personas obligadas a abandonar sus hogares por presiones climáticas como la sequía recurrente, por ejemplo, no están clasificadas como refugiados y no pueden acceder a los mismos sistemas de apoyo.

Amnistía Internacional ha trabajado para que se reconozca el cambio climático como un tema de derechos humanos desde al menos 2009, dijo Naidoo, y ha ayudado durante mucho tiempo a los activistas medioambientales.

"No empiezo con una lista en blanco", dijo el nuevo secretario general del grupo.

Pero con el respaldo de sus 7 millones de miembros, Naidoo ahora apunta a acercar las amenazas climáticas a la vanguardia del trabajo de Amnistía.

"Se trata de asegurar el futuro de nuestros hijos y nietos. No debemos cometer el error de enmarcar el cambio climático como un problema ambiental solamente", dijo.

Demandas climáticas

Una vía particularmente prometedora para la acción son las crecientes demandas legales presentadas contra las compañías petroleras y otros contaminadores del clima, dijo Naidoo.

Hasta el momento, se han presentado más de mil casos relacionados con el clima, de acuerdo con el Centro Sabin para la Ley de Cambio Climático de la Facultad de Derecho de Columbia University.

Entre ellos, 21 jóvenes demandantes en el estado de Oregón en Estados Unidos acusan al sistema de energía pesada de combustible fósil de la nación de privarlos de sus "derechos constitucionales a la vida, la libertad y la propiedad".

Otro caso presentado por un agricultor peruano contra un gigante de la energía alemán argumenta que sus emisiones han contribuido a las amenazas de inundaciones en su comunidad. La Comisión de Derechos Humanos de Filipinas, de manera similar, comenzó a celebrar este año audiencias públicas sobre si las compañías de combustibles fósiles han violado los derechos de los filipinos, duramente golpeados por los huracanes más feroces.

Incluso si fracasan, las acciones legales "abren la conciencia pública, y ayudan a contribuir al desarrollo de la ley climática y la jurisprudencia sobre el cambio climático", explicó Naidoo.

"Si aplicas las convenciones de derechos humanos existentes y la lógica que muchos tribunales siguen con respecto a los derechos humanos, estamos en buena forma para ganar algunas batallas", agregó.

Trump, ¿un aliado?

Este activista también ha abogado durante mucho tiempo por la desobediencia civil y otras acciones de primera línea para traer el cambio. Fue arrestado en 2012 mientras ocupaba una plataforma petrolera rusa con Greenpeace, y ha participado en huelgas de hambre.

Impulsar la acción climática lo suficientemente rápido para evitar que los riesgos de los derechos humanos pasen inadvertidos requerirá la construcción de nuevas alianzas entre los activistas climáticos y los derechos.

"Tiene que haber un mensaje diferente que hable de la urgencia del problema, la escala de lo que significa para la alimentación, la economía, el empleo. Tenemos que explicarlo de manera más clara", dijo.

Naidoo considera al presidente estadounidense Donald Trump como un aliado en el esfuerzo, sobre todo porque ha estimulado a unos 400 gobiernos locales en los Estados Unidos a seguir adelante con sus propios planes de acción climática desafiando a Washington.

Líderes como el canadiense Justin Trudeau y el francés Emmanuel Macron son más problemáticos, dijo, porque hablan de la acción climática pero hacen muy poco.

"Decir las cosas correctas crea una falsa sensación de complacencia", dijo Naidoo.

Mientras tanto, el empeoramiento del impacto del clima -desde los huracanes y las inundaciones hasta los incendios forestales- en los países ricos, incluido Estados Unidos, abren oportunidades para seguir adelante, dijo.

"Este no es un problema que respete las fronteras nacionales", señaló Naidoo. "O bien acertamos en esto o continuamos arrastrando los pies y participando a medias con medidas simbólicas. En última instancia, los países ricos no serán inmunes".

Más información en http://news.trust.org/climate

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