Por qué es importante para los Global Citizens
El Objetivo Global 13 de las Naciones Unidas llama a la acción contra el cambio climático, mientras que el Objetivo Global 3 trabaja para apoyar la buena salud para todos en todo el mundo. A medida que más estudios muestran el vínculo entre la contaminación del aire y el COVID-19, existe una necesidad urgente de abordar las emisiones para apoyar el clima y la salud humana. Puedes unirte a nosotros y actuar sobre este tema aquí.

La exposición a la contaminación del aire podría ser responsable del 15% de los casos globales de COVID-19, encontró un nuevo estudio publicado el martes en el Cardiovascular Research Journal.

La investigación, realizada por Andrea Pozzer, Francesca Dominici, Andy Haines, Christian Witt, Thomas Münzel y Jos Leliveld, analizó los virus respiratorios SARS y COVID-19 para comprender los efectos de la contaminación del aire.


Al comparar la cantidad de casos positivos de SARS y COVID-19 con datos satelitales y redes de monitoreo de contaminación del aire, los investigadores pudieron investigar cómo la contaminación del aire aumenta la probabilidad y la gravedad de los virus respiratorios.

Cuando las personas inhalan aire contaminado, los químicos viajan desde los pulmones y pueden causar un estrés oxidativo severo en la sangre y los vasos sanguíneos, según el estudio. Los oxidantes en el cuerpo generalmente reparan el daño a las células, por lo que cuando están bajo estrés, todo el cuerpo puede verse afectado.

Esto puede dañar las arterias y el endotelio (tejido de los vasos sanguíneos, el corazón y los vasos linfáticos), lo que pone a las personas en riesgo de enfermedades graves o complicaciones de salud.

"La contaminación del aire, especialmente por partículas finas, es responsable de las enfermedades pulmonares y cardiovasculares, lo que genera un exceso de mortalidad por EPOC [enfermedad pulmonar obstructiva crónica], cáncer de pulmón, neumonía, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares", le dijo Leliveld a Global Citizen.

Estas condiciones hacen que las personas corran un mayor riesgo de contraer COVID-19 y aumentan la amenaza de mortalidad si las personas dan positivo.

Otro investigador, Pozzer, le aclaró a Global Citizen que “no está claro si la contaminación del aire aumenta la posibilidad de infectarse con COVID-19 pero sin duda aumenta las posibilidades de un desenlace fatal, posiblemente debido a condiciones preexistentes. "

Los autores pudieron calcular el porcentaje de casos de COVID-19 que podrían verse afectados por la contaminación del aire en todos los países del mundo.

Las estimaciones muestran que la contaminación del aire fue responsable del 29% de las muertes por COVID-19 en la República Checa; 27% en China; 26% en Alemania; 22% en Suiza; 21% en Bélgica; 19% en Holanda; 18% en Francia; 16% en Suecia; 15% en Italia; 14% en el Reino Unido; 12% en Brasil; 11% en Portugal; 8% en la República de Irlanda; 6% en Israel; 3% en Australia; y solo el 1% en Nueva Zelanda.

Los investigadores explicaron en un comunicado de prensa que, dado que el número de casos de COVID-19 en todo el mundo aumenta constantemente, no es posible dar un número exacto o definitivo de casos de COVID-19 que puedan atribuirse a la contaminación del aire.

"Esperamos mostrar nuevamente que la contaminación del aire es un factor de riesgo grave para la salud que debe controlarse, y que el aire limpio es una necesidad humana fundamental", dijo Leliveld sobre la motivación del estudio.

Incluso sin la pandemia de COVID-19, la contaminación del aire es una seria amenaza para la salud respiratoria de las personas en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud estima que cada año mueren 7 millones de personas por exposición a la contaminación del aire.

Los países de ingresos bajos y medianos suelen tener menos aire limpio, lo que aumenta el riesgo de que las personas de los países en desarrollo estén expuestas al aire contaminado.

Tanto Pozzer como Leliveld enfatizaron sobre la importancia de encontrar soluciones para reducir las emisiones humanas.

“La pandemia termina con la vacunación de la población o con la inmunidad colectiva a través de una infección extensa de la población”, escribieron los autores al concluir su investigación. “Sin embargo, no existen vacunas contra la mala calidad del aire y el cambio climático. El remedio es mitigar las emisiones”.

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Por Sophie Partridge-Hicks