La desnutrición es una crisis silenciosa a nivel global — mucho menos visible que una guerra o un desastre natural, pero igual de devastadora. Las cifras son abrumadoras: contribuye a casi la mitad de todas las muertes infantiles menores de cinco años en el mundo. Hoy en día, más de 148 millones de niños sufren retraso en el crecimiento, lo que los deja con secuelas de por vida. Aproximadamente 45 millones están padeciendo emaciación, es decir, están peligrosamente delgados para su estatura y en alto riesgo de desnutrición severa. Y casi una de cada tres mujeres en edad reproductiva sufre anemia, poniendo en peligro su salud y la supervivencia de sus bebés.

Pero, sobre todo, lo que realmente debería detenernos en seco es esto: esta crisis sí se puede resolver.

Ya sabemos cómo resolver la desnutrición a nivel individual. El reto no es inventar nuevas soluciones; es llevarlas a todas partes, con el dinero y la organización que correspondan a la magnitud del problema.

Ahí es donde entra el Fondo para la Nutrición Infantil (CNF). Este esfuerzo global está diseñado para acelerar intervenciones comprobadas y asegurar que cada niña y niño, en cualquier parte del mundo, tenga la oportunidad de crecer sano. La tarea es inmensa — pero la ambición del CNF también lo es. Si tiene éxito, podríamos dejar atrás la desnutrición infantil y convertirla en cosa del pasado.

Aquí te contamos todo lo que necesitas saber sobre cómo planea lograrlo. 

¿Qué es exactamente el Fondo para la Nutrición Infantil (CNF)? 

El Fondo para la Nutrición Infantil (CNF) es el mayor mecanismo mundial dedicado a terminar con la desnutrición infantil. Lanzado por UNICEF y sus socios en 2023 y guiado por un comité directivo global donde participan la Gates Foundation, la Children’s Investment Fund Foundation y la Oficina de Asuntos Exteriores, de la Mancomunidad y de Desarrollo del Reino Unido, el CNF tiene una meta audaz: llegar a 320 millones de mujeres y niños cada año para 2030 con la nutrición necesaria para sobrevivir y prosperar.

El CNF se enfoca en los países con las tasas más altas de retraso en el crecimiento y emaciación. Ahora mismo, 63 países ya participan o son elegibles para recibir apoyo del CNF en África, Asia, Medio Oriente y América Latina. 

El fondo trabaja sobre cinco áreas clave:

  • Nutrición materna, garantizando que las mujeres tengan el cuidado adecuado durante el embarazo.
  • Apoyo a la lactancia materna, para ayudar a las familias a dar a sus bebés el mejor comienzo posible en la vida.
  • Alimentación complementaria para que los niños reciban apoyo seguro y rico en nutrientes mientras crecen.
  • Suplementos de micronutrientes y desparasitación para prevenir el hambre oculta y enfermedades.
  • Tratamiento de emergencia para la emaciación severa, incluyendo RUTF.

Pero el CNF no es solo otro fondo de dinero. Es un cambio radical en la manera de financiar la nutrición: une gobiernos, donantes y comunidades alrededor de soluciones comprobadas en una sola plataforma. Además, está cambiando el modelo tradicional de recaudación al motivar a los países a aumentar su propio gasto en nutrición, apoyándolos a dejar de depender de donantes internacionales.

El problema no es complicado, es la coordinación 

Sin buena nutrición, sociedades enteras (y las propias vidas de las personas) se desmoronan. Los niños tienen problemas para aprender, se enferman con mayor frecuencia y, al crecer, ganan menos dinero. Las familias caen aún más en la pobreza y, con el tiempo, eso significa que la economía global pierde al menos un billón de dólares cada año, dinero que podría haberse usado para sacar a más personas de la pobreza y abrirles caminos hacia una vida más saludable y feliz.

Pero esta crisis sí se puede resolver. Ya tenemos las herramientas: suplementos de micronutrientes para madres, apoyo a la lactancia para bebés, campañas de vitamina A y atención de emergencia con alimentos terapéuticos listos para usar (RUTF). Y el beneficio es enorme. Por cada dólar invertido en nutrición, se obtienen hasta 23 dólares en salud, educación y rendimiento económico. En otras palabras, invertir en nutrición es una de las decisiones más inteligentes y efectivas que cualquier país puede tomar para su futuro.

Entonces, ¿cuál es el problema? Estas herramientas no son costosas ni tecnológicamente complejas; pero en muchos países afectados por la desnutrición, los presupuestos nacionales ya están al límite, los donantes están fragmentados y las largas cadenas de suministro internacional pueden enredarse. Eso significa que la ayuda se puede retrasar por la burocracia, bloquear en las fronteras o transportar desde el otro lado del mundo

¿Cómo funciona el CNF? Tres ventanas, una sola estrategia

El CNF existe para asegurar que esas herramientas lleguen a quienes más las necesitan. Antes, las opciones para que los donantes de nutrición trabajaran juntos eran limitadas, así que cada quien iba por su lado. ¿El resultado? Algunos países recibían más atención que otros, dejando la distribución desigual y a niños sin atención.

El modelo del CNF aborda directamente muchas barreras con tres “ventanas” de financiamiento que trabajan juntas para maximizar el impacto:

  1. Ventana de Programas — Junta los fondos de los donantes para programas de nutrición en los países con mayor necesidad. Al poner las inversiones en un solo espacio, se evitan duplicidades, se identifican las brechas críticas y se asegura un financiamiento constante donde más importa.
  2. Ventana de Coinversión — Sirve como un impulsor para que los gobiernos actúen aún más, igualando las inversiones nacionales dólar por dólar para ciertos insumos, desde un fondo gestionado por el CNF — duplicando así el impacto de los donantes.
  3. Ventana de Proveedores — Refuerza la producción local de herramientas nutricionales como el RUTF. Esta ventana apoya a los fabricantes que están más cerca de donde se necesita la ayuda, reduciendo costos y retrasos y, además, genera empleos que impulsan la economía.

¿Por qué este enfoque es tan importante? La ayuda tradicional suele ser fragmentada, impredecible o demasiado lenta. El CNF rompe ese molde. Gracias a estas tres ventanas, se construye un sistema donde el apoyo llega más rápido a los niños, la ayuda se canaliza mejor y los donantes pueden ver cómo su contribución impacta más lejos que nunca.

¿Qué ha logrado ya el CNF? 

El fondo es joven pero ya ha logrado avances reales sobre el terreno:

  • En Camboya, se examinó a 324,000 niñas y niños para detectar desnutrición y más de 10,000 recibieron tratamiento que les salvó la vida gracias al CNF.
  • En Etiopía, 214,000 menores de cinco años recibieron vitamina A y desparasitantes — esenciales para el crecimiento y la supervivencia — mientras que 85,000 fueron vacunados gracias a una colaboración con Gavi, la Vaccine Alliance.
  • En Pakistán, 716,000 madres y cuidadores recibieron asesoría nutricional, para que las familias estén mejor preparadas y puedan prevenir la desnutrición desde el principio.

El impacto, visto desde arriba, es igual de impresionante. A través de la Ventana de Coinversión, el CNF ha desbloqueado $74 millones para 18 países y ha financiado el tratamiento para 1.2 millones de niños con desnutrición aguda grave.

Mientras tanto, el Supplier Window ha apoyado a 16 fabricantes locales en 11 países, contribuyendo a los esfuerzos globales por llegar a 7.9 millones de niños con tratamientos que de otra manera no habrían recibido.

¿Qué sigue en la agenda de CNF? 

La comunidad internacional enfrenta dos hambrunas simultáneas y aumentos de focos de hambre en todo el mundo. Las necesidades crecen cada vez más. Por eso, para 2030, el objetivo del CNF es asegurar que 320 millones de niños y mujeres cada año tengan acceso a una nutrición esencial, movilizando un estimado de $2 mil millones para lograrlo.

Parece mucho, pero es solo una fracción del costo de no hacer nada, considerando que la desnutrición podría costarle a la economía mundial $41 billones en la próxima década. Ya se empieza a ver el impacto. Ahora mismo, la familia Bezos iguala las donaciones hasta $500 millones, duplicando cada aporte para alcanzar un total de $1 mil millones. Esto significa que cada dólar que venga de gobiernos o donantes puede ayudar el doble, convirtiéndolo en una de las mejores oportunidades para la salud global y el apoyo humanitario actual. Y cualquiera puede aportar al trabajo del CNF. Solo visita su página de donaciones aquí para contribuir directamente tú mismo.

Una tragedia que sí se puede resolver

La verdad es simple: todas las personas merecen la oportunidad de sobrevivir y prosperar. La desnutrición jamás debería ser la razón por la que una vida se acorta o un futuro se pierde. Es un problema demasiado solucionable y con consecuencias demasiado tristes como para que el mundo siga permitiéndolo.

El CNF ofrece una manera de avanzar, con soluciones concretas para poner fin a la desnutrición de una vez por todas. Tenemos la ciencia y las herramientas. Ahora, con el CNF, también tenemos un plan. Solo falta decidirnos a hacerlo realidad.

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Por Victoria MacKinnon