Tod@s estamos viendo cómo empeoran los impactos de la crisis climática, que amenaza cada aspecto de nuestras vidas. Desde inundaciones severas y sequías prolongadas hasta incendios forestales cada vez más intensos y más allá, tenemos que ajustar nuestra vida a esta nueva realidad que se avecina. Anticipar los efectos nocivos del cambio climático y tomar medidas adecuadas para minimizar o prevenir los daños es clave.
Por ejemplo, mejorar los métodos de construcción puede ser la diferencia entre que una casa resista una tormenta o se derrumbe. Este principio también aplica para la producción de alimentos y el diseño de las comunidades. L@s pequeños agricultores, quienes proveen un tercio de la comida del mundo y son clave para la seguridad alimentaria, están en la primera línea de la crisis climática. Sus vidas y sus medios de vida son los más afectados por los eventos climáticos extremos.
Adaptarse al clima es fundamental para reducir el impacto de las sequías prolongadas, inundaciones y otros eventos extremos. El financiamiento climático debe estar disponible y dirigirse a quienes más lo necesitan: l@s pequeños agricultores. Aumentar la financiación para la adaptación al cambio climático puede prevenir la inseguridad alimentaria y fortalecer la resiliencia de l@s pequeños agricultores.
¿Sabías que existen presupuestos específicos destinados a prevenir las consecuencias extremas de la crisis climática, incluyendo apoyar a comunidades como la de agricultores para que puedan sobrellevar el entorno cambiante?
Pon a prueba tus conocimientos sobre cómo funciona el financiamiento para la adaptación al clima y entiende mejor por qué necesitamos movilizarlo hacia la agricultura. Este tema merece toda nuestra atención.