Cada 11 segundos muere un recién nacido o una madre embarazada por causas en su mayoría evitables.
Las muertes infantiles han disminuido casi a la mitad desde el año 2000, y las muertes maternas han disminuido en más de un tercio, debido principalmente a un mayor acceso a una atención sanitaria asequible y de alta calidad.
La mayoría de las muertes de recién nacidos son causadas por condiciones prevenibles y tratables como la neumonía, la malaria y la diarrea.
Las jóvenes adolescentes corren un mayor riesgo de sufrir complicaciones en el embarazo y de morir que otras mujeres, y las complicaciones en el embarazo son la principal causa de muerte en el mundo entre las mujeres de 15 a 19 años.
Mejorar la salud de las madres, los bebés y los niños es fundamental. Su bienestar influye en la salud de las generaciones futuras y puede ayudar a predecir futuros retos de salud pública para las familias, las comunidades y el sistema sanitario.
En 2022, ninguna mujer debería seguir muriendo por causas prevenibles relacionadas con el embarazo.
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