En 2023, el Grupo de Trabajo de Impuestos Solidarios Globales se lanzó para convertir grandes ideas en fondos reales y justos para la acción climática y el desarrollo global. Estos impuestos están dirigidos a las industrias más responsables del cambio climático, como la aviación, el transporte marítimo, los combustibles fósiles y las operaciones financieras de alto volumen, generando miles de millones sin aumentar las facturas de los hogares.
Alemania se unió como observador en 2024. Eso significa que escucha, pero no lidera ni se compromete. Mientras que países desde España hasta Senegal han dado el paso para ser miembros plenos, Alemania —la economía más grande de Europa— se está quedando atrás.
Con la COP30 y negociaciones financieras globales cruciales en el horizonte, Alemania tiene una oportunidad única de mostrar liderazgo. Ser miembro pleno enviaría una señal contundente de que va en serio con la justicia climática, el desarrollo y que los grandes contaminadores tienen que pagar.
La ministra de Desarrollo Reem Alabali-Radovan y el ministro de Finanzas Lars Klingbeil tienen el poder para que esto suceda. Pídeles a ellos y al gobierno alemán que se unan a la coalición como miembros plenos ahora.